No pienses, solo siente.

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Durante mucho tiempo, Merlina había pensado que el amor era algo verdaderamente cómico. Talvez podría compararse a una fiesta en dónde todos se pelean por los juguetes de una piñata, todos peleando contra todos, tan desesperados por encontrar su merecido, incluso robando los deseos de sus propios allegados, pero siendo totalmente justificable porque todos somos niños.

Pero nunca había podido tantear que el amor no solamente era eso, no era un chiste. No cuando lo sentías correr por cada parte de tu cuerpo, no cuando sabías que ibas a depender de esto en un futuro, no cuando te dabas cuenta de que tú corazón, ya no era sencillo de controlar al momento de tomar decisiones.

Ya no era gracioso, cuando sabías que después de esto, ibas a sufrir por causa de alguien más. Cuando cada entraña se rasgaría como si fuera una cortina envejecida.

El amor dejo de ser entretenido y se convirtió en una cuchilla de doble filo, que en cualquier movimiento en falso, podrá terminar con tu existencia, dejándote como un bulto sin importancia. Como un insignificante insecto masacrado en el suelo.

El poder que tiene una persona en ti, en tus acciones y en tus pensamientos, a partir de ese momento, es una completa tortura.

La pelinegra lo supo, porque durante toda su vida había conocido lo que era el sufrimiento, conocía diferentes técnicas y secretos que dejarían a cualquiera con la sangre paralizada del pánico, que te podrían provocar pesadillas. Pero ella nunca había sentido el amor, nunca había sentido el descontrol que ahora estaba experimentando.

Todo había sido completamente planeado en su cabeza durante toda su vida, pero esto nunca había formado parte de su plan.

Xavier Thorpe, ni siquiera lo consideraba relevante hace unos meses. Pero ahora no podía resistirse a la idea de tenerlo debajo de ella, tocando cada parte de su cuerpo y satisfaciendo las desesperadas ganas que se habían almacenado en su interior.

Su cerebro trataba inútilmente de tranquilizarla, dando diferentes teorías, de que probablemente se trataba de una pequeña distracción que necesitaba su cuerpo. Talvez estaba muy estresada por la investigación y necesitaba soltar su organismo, talvez solo necesitaba un descanso de todo lo monótono que era su vida.

Pero muy muy en el fondo, sabía que no se trataba solamente de un capricho, o de una distracción.

Sino que su corazón se había estado enlazando en todo esto. No había podido evitarlo, solo sucedió.

Tyler había sido quien despertó aquella llama de esperanza, pero Xavier fue quien provocó un incendio. Desde que lo había conocido, hasta ahora, no parecía existir algún momento en dónde él no fuera especial con ella.

Cada acto, parecía ser importante ahora, parecía ser imposible de pasar por alto.

Cada mirada, cada detalle, cada toque. Merlina ya no podía dejar de soñar con aquellos ojos, que la miraban como si no hubiera nada malo en ella, como si ella no fuera una completa maniaca.

Se presionaba a no enamorarse, pero ya no podía controlar nada más que su sentido común.

Pero ahora, todo estaba completamente apagado. Parecía ser que la lujuria había pasado a formar parte de cada músculo y en cada ocasión que se podía detener a pensar, los labios de Xavier la encontraban para poder subirla de vuelta a las nubes.

Una noche tormentosa y oscura se mostraba alrededor pero no podía estar más cálido dentro de aquella camioneta roja.

Sus respiraciones se habían convertido en un huracán, deseoso con devorar cada elemento que se encontrará en frente.

Xavier sujetaba a Merlina con fuerza sobre su cadera, empujándola en un vaivén que provocaba miles de sensaciones dentro de ella. A pesar de lo incómodo que resultaban las ropas, solo los excitaba mucho más. Como si fueran obstáculos que los detuviera de cometer el pecado más delicioso de su vida.

Tenebroso y Palpitante Amor - MERLINA Y XAVIERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora