Tenebroso y Palpitante Amor - MERLINA Y XAVIER

Tormenta

La camioneta escarlata se detuvo frente a una gran casa de color crema, que tenia varios ladrillos disueltos por las columnas pero mantenía una apariencia de permanecer de pie por varios años. Las nubes que estaban cubriendo el cielo, anunciaban que prontamente se iniciaría una tormenta, algo común en este sector de la tierra.

Xavier apagó el motor del auto y subió las ventanas por si la lluvia daba su gran entrada.

Merlina observo el letrero de en frente y entrecerró los ojos. El lugar era decente en lo que cabía, pero no parecía estar abierto para el público en este momento, y para su mala suerte, no existía ninguna estación de correo cerca de ellos, y la más próxima estaba a unas 12 horas de distancia.

- Parece estar cerrada... ¿no?- preguntó Thorpe, agachando la cabeza para alcanzar a ver lo mismo.

- Es lunes y estamos en plena luz del día....¡¿qué razón tienen estos inútiles, para cerrar la única estación?!

Dijo ella con los dientes apretados y las manos sujetando la manija de la puerta con fuerza. Tenía que ser una maldita broma.

- Posiblemente, hayan cerrado porque está a punto de llover.

- Si...usan hasta la excusa más insignificante para largarse a dormir- la azabache resopló y bajo su cabeza, su vista se enfocó en sus mallas negras, mientras que su mente analizaba sus opciones nuevamente. Si se quedaba sola, arreglando el embrollo de la ciudad entera, tardaría aproximadamente un mes más en conseguir pistas mínimas. Pero, si buscaba una manera de hacer llegar una miserable carta, hasta las manos de su inestable tío. Sería la solución en persona para todos sus conflictos.

Su flequillo empezó a picar en su nariz y lo sopló hacia el frente, observó levemente a Thorpe. Quien estaba notablemente cansado de haber conducido por dos horas, si ahora le decía que faltaban 12 adicionales, estaba segura de que le daría un infarto aquí mismo. Y aunque le encantaba la idea de observar su cuerpo frío y sin vida, él era la única persona que podría ayudarla a llegar a su destino.

- Si te pido un favor más...¿estarías dispuesto a hacerlo?

Él la miró y levantó las cejas con algo de pánico por la pregunta mencionada.

- Depende...

- No te voy a pedir que mates a nadie...-aclaró antes de que su escandalizada mente piense incoherencias.

- ¿Entonces?

- Quiero que vayamos a otra estación de correos- dijo rápidamente y retiró la mirada para no verlo abrir la boca de asombro.

- Pero si la próxima esta...

- Si si, está a 12 horas- dijo ella apretando la mandíbula, necesitaba ser paciente para conseguir su ayuda- ¿puedes llevarme?

- Antes, puedo preguntar...¿Por qué necesitas con tantas ansías mandar una carta?

Ella inhaló y exhaló con lentitud, debía decirle, aunque una parte de eso era humillante para admitirlo. Pero él necesitaba saberlo y ella necesitaba de sus manos para conducir esta chatarra rojiza.

- Mi tío, debó pedirle su ayuda para conseguir las respuestas que tanto he estado buscando. He estado durante un maldito mes, indagando hasta en los polvos debajo de la alfombra y todo lo que he encontrado son...migajas de basura que no me sirven para nada. La cámara es lo único verdaderamente relevante y aún así no encontré huellas ni rastros de que le haya pertenecido a alguien más- contó ella con rapidez, casi anhelando que él no la haya escuchado- es como si me estuviera averiando, y dejando que las emociones controlen mis pensamientos.

- ¿Eso es malo?

- Claro que es malo, una persona como tú nunca podría entenderlo...

- ¿Una persona como yo? ¿podrías explicarte por favor?