Justicia para Peter |+18| Peter Parker | Todos x Peter Parker

Capítulo 17

May estaba muy nerviosa, no sabía si estaba haciendo lo correcto al interrumpir en el actual aislado espacio de Peter, pero sentía que necesitaba hablar con él. Lo veía decaído, triste y ausente, demasiado ausente; si bien, había llegado delgado, sus huesos cada vez se marcaban más sobre la piel, y aunque el chico usaba ropas anchas para ocultarlo, ella se daba cuenta, lo había criado después de todo.

Estaba infinitamente preocupada, no era para menos, su sobrino estaba en condiciones deplorables, enfrentando el trauma que le había dejado quién sabe qué atrocidad, de entre todas las cosas que pudieron ocurrirle durante su secuestro, si ya tan sólo el secuestro no fuera suficiente.

Tomó un fuerte respiro y, tras exhalar con fuerza, dio tres pequeños toques en la puerta. No tardó mucho en ser abierta.

Una tierna sonrisa la recibía, adornando la piel anormalmente pálida de su rostro, el cual estaba tallado por grandes ojeras bajo sus ojos rojos por el probable llanto.

El corazón de la mujer se encogió. Odiaba con toda su alma verlo así.

—May— Habló con voz forzadamente alegre, con un temblor que delataba la verdad —¿Necesitas algo?— Preguntó el chico, algo preocupado.

La mujer negó, con una pequeña sonrisa en su rostro que buscaba tranquilizarlo.

—Sólo... Quiero hablar contigo. Que tengamos un tiempo tía-sobrino ¿Sí?— Respondió.

Peter sintió que un calor agradable se instalaba en su pecho y asintió. Se hizo a un lado  invitándola a entrar, a lo que May inmediatamente accedió.

—Disculpa el desorden— Comentó Peter, dándose cuenta del chiquero que tenía por habitación, sin embargo, a su tía no le importó.

—Está bien— Soltó una pequeña risa —Lo entiendo.

Peter asintió y se dirigió a su cama para sentarse en ella, May lo siguió, para ubicarse a su lado.

—Es un alivio que los Vengadores nos hayan dado refugio.

El chico asintió.

—El Señor Stark es muy bueno. Gestionó todo para mantenernos a salvo mientras...— Tomó aire y suspiró rápido —Mientras me recupero.

"De las heridas" quiso agregar, pero no se atrevió a mentir, era mucho más que eso. Afortunadamente May no hizo preguntas, de todas formas entendía que había mucho transfondo tras esas palabras.

Después de un largo y cómodo silencio, la mujer se atrevió a hablar.

—Supongo que... Sería bueno que te tomes el año con respecto a la universidad— Sugirió, aunque sabía que aquella era una opción más bien obvia.

Pero Peter negó —Quiero volver a penas comience el semestre que viene. Sé que puedo con eso.

May quiso contradecirlo, pero sabiendo que no era momento, sólo calló y lo dejó continuar.

—Creo que... Me haría bien ¿Sabes? Distraerme con los estudios, vivir la vida de un universitario normal. Sin tantas responsabilidades, sin excusas para salir de clases o no poder salir con mis amigos. Sin el hombre araña— La última frase la soltó un una voz más sombría, casi rencorosa que, a la mujer, de cierta manera la asustó.

Usualmente, lo último que querría Peter, sería dejar su vida como súperhéroe, y no porque sólo le divirtiera hacerlo, sino que, sabía cargar con esa responsabilidad y le alegraba poder ayudar a quienes lo necesitaban, pero... Ese Peter que veía... No era el mismo Peter.

—Sin el hombre araña— Murmuró una vez más, esta vez para sí mismo, aunque May lo escuchó claramente.

Toda esa situación, era demasiado difícil. No sabía si sería lo suficientemente buena para poder ayudar a su niño a salir adelante, aunque sabía que él era más que capaz de levantarse y sacudirse el polvo.

–Hey— Llamó May, esta vez sonriéndole con sinceridad —¿Vemos una peli?— Sugirió.

Peter se recompuso de inmediato y soltó una pequeña risa.

—Maratón de Star wars— declaró, a lo que su tía hizo una mueca.

—¡Oh no!— exclamo divertida.

—May, es todo o nada, tu decides— retó Peter.

—Bien, bien. Pero me debes una tarde de cocina— reclamó, agarrando una almohada y golpeando a su sobrino con ella.

—¡Voy a morir de indigestión!— Molestó, a lo que recibió otro almohadazo.

Amaba a su tía May; con ella se sentía seguro, como si todas las preocupacionea pasaran a un segundo plano. Con ella sentía el calor de una madre y, realmente, no sabía qué haría sin ella que, lo estaba ayudando a mantenerse fuerte, firme. Su sonrisa, su amor, le permitía sobrevivir.

Tener el apoyo de los que amas, es uno de los pasos más importantes para sanar.