Cap. 1

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Natalie Oulette

¡Vete de mi cuarto!—exijo a Lucas mientras intento bloquear la puerta.

—¡Abre la puerta, maldita perra!—insulta empujando con fuerza. Sigue empujando, y dio una fuerte patada que provoca que me caiga y él entre.

—¡Aléjate de mi!—grito asustada poniéndome de pie. Lucas me acorrala contra la pared y me toma del cuello provocando que lo mire fijamente.

—Necesito otra de nuestras aventuras, mis papás están en el supermercado, antes de que regresen, voy a correrme en tu boca, perra.—Lucas me tira a la cama y comienzo a llorar mientras veo como intenta bajar su cremallera.

—¡Ya llegamos!—la voz de mamá hace que él se detenga. Yo aprovecho para darle una patada baja.

—¡Agh! ¡Maldita!—insulta Lucas quejándose del dolor en lo que corro escaleras abajo.

—¡Mamá, papá!—grito asustada entre lágrimas.

—¿¡Que diablos pasa!?—cuestiona mi papá molesto.

—¡Lucas me está violando, el me está haciendo daño, ayúdenme por favor!—grito desesperada.

—¡No le crean!—Lucas baja las escaleras con dificultad llamando la atención de mis padres.

—Hijo, explícanos qué pasa—dice mi papá tranquilamente.

—Natalie me está acusando de algo muy grave, y ambos saben que soy incapaz de hacerle lo que ella dice, ¿no recuerdan que a los 12 años fue corriendo a la policía para incriminarme de lo mismo? Ellos no le creyeron por que, ¿quien le creería a una niña mocosa y mentirosa?—las palabras de Lucas me llenan de rabia y estampo mi puño en su rostro, rompiéndole la nariz.

—¡Detente!—exige mi padre tomándome fuertemente del brazo. —Por lo visto, no has aprendido a respetar a tu hermano.

—¿Como te atreves a levantar falsos de nuestro hijo, niña estúpida.—mi madre se pone al lado de Lucas y la abraza, pero este se aleja de ella.

—Necesitas una buena lección.—mi padre me arrastra a mi cuarto y cierra con candado. —Vas a aprender a respetar de hoy en adelante.—él desconecta un cable de mi computadora.

Me pone boca abajo en la cama y comienza a azotarme con el cable. Intento ahogar mis sollozos y gritos, intentando soportar el dolor. Luego de varios azotes mi padre pone el cable en la mesa, ya ni siquiera siento mi espalda.

—Por lo visto te haces la fuerte, pero olvidas que esto es un castigo.—mi padre se saco el cinturón, y puedo notar que este tiene algunas púas metálicas.

Empieza a golpearme más fuerte e inevitablemente grito de dolor. Veo cómo salen pequeñas gotas de sangre que salpican mi cama.

—¡Por favor!, ¡Para!—grito exhausta.

Mi padre se detiene, y poco a poco cierro mis ojos, desmayándome. Despierto en una cama de hospital y lo primero que veo es a mis padres parados frente a mi, con expresiones frías.

—Tienes suerte, por mi te hubieras muerto.—afirma mi mamá poniendo los ojos en blanco. —Espero que con esto hayas aprendido a respetar y no levantar falsos contra tu hermano.

En ese momento, el doctor entra y mis padres logran fingir su preocupación como verdaderos actores de Hollywood.

—Muy bien, la joven puede irse, solo debe guardar reposo.—el doctor le da una receta a mis padres.

—Muchas gracias doctor, estábamos muy preocupados por mi hija.—dice hipócritamente mi padre.

Me dan de alta y nos dirigimos a casa. En el auto hay un largo y hermoso silencio, normalmente solo me regañan e insultan. Al llegar a casa subo a mi habitación y al llegar a esta entro y cierro la puerta detrás de mi.

Sanando tu corazón-Ticciwork Donde viven las historias. Descúbrelo ahora