La suave melodía de Para Elisa sonaba en mi estudio, mientras que delante mío había un caballete con un lienzo a medio pintar. No era fan de Beethoven, pero debo de admitir que su suave melodía me transmitía un sentimiento de paz.
Pintar era algo que amaba, poder ver que con solo unos pinceles y algunos colores un lienzo en blanco se podía crear un mundo diferente al nuestro. Un mundo para mi arte.
Podías plasmar y crear nuevos mundos, distinto al real, donde sólo existe caos y destrucción.
Pintar me daba paz.
Para mi dibujar era un método para poder expresarme, poder hablar a través de mis obras. Algo que lamentablemente no puedo hacer.
Es por eso que para mí es importante pintar, porque puedo usarlo para expresar mis emociones a los demás.
Así como los músicos expresan sus sentimientos a través de sus canciones, así como los escritores expresan sus mundos a través de sus libros, así lo hacía yo, Expresaba mi voz través de mis obras.
Con colores oscuros Expresaba mi preocupación, mi miedo y mi tristeza. Con colores claros y algo llamativos los usaba para expresar mi alegría, paz o felicidad.
El arte era la voz que alguna tuve.
Y que tal vez jamás podría volver a tener...
Ahora gracias a la suave melodía, pintaba un dibujo de un amanecer en la playa. Mi paleta era de colores cálidos, para poder expresar la paz que la imagen me trasmitía.
¿A quién no le da paz los amaneceres? - pensé
Ver como el sol sale y todos esos colores se mezclan.
Creando un escenario hermoso, Es...simplemente maravilloso.
Sonreí antes mis pensamientos mientras deslizaba mi pincel en el lienzo y movía mi cabeza al ritmo de la música teniendo cuidado de no manchar nada.
Este día llevaba puesto un Jersey color negro junto a un overol blanco, en mis pies solo llevaba unas medias blancas. Mi cabello castaño claro está atado en un moño desordenado.
La paz se sentía en el ambiente gracias a la melodía de Beethoven. Paz que fue interrumpida por la entrada ruidosa de Lexi a mi estudio.
- ¡Laaai! - Grito alargando la "A" mientras se lanzaba al único sofá que había en la habitación.
Mi estudio era sencillo, las paredes estaban pintadas de blanco. En algunas paredes tenía algunas obras colgadas, algunas tenían marcos de color dorado, otras no.
En el lado Izquierdo había un escritorio que estaba lleno de bocetos esparcidos por todos lados. En el lado derecho había un estante mediano donde estaban todas las pinturas y pinceles que tenía. Al lado de la puerta había un perchero donde estaba colgado mi bufanda roja.
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La chica de Bufanda Roja
Ficción General-Los Monstruos si existen y los más comunes son los que están disfrazados de personas. Lai Meyer o como todos las conocen "La chica de Bufanda Roja". Es una chica Dulce, amable e inocente que a sufrido mucho en esta vida. Un día su única y mejor ami...