Capitulo 18| Roma en llamas

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Alekseí Ivanov

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Alekseí Ivanov

24 horas.

Veinticuatro horas que no tengo noticias de mi Florecilla, Mis hombres estaban rastrillando cada casa de venta de la ciudad, sabía que no tenía mucho tiempo y que cada segundo que pasaba mi flor estaba en peligro de ser vendida.

La sola idea de que mi castaña este en mano de otro hombre, que otro pase sus sucias manos por su cuerpo, hace que quiera mandar todo a la mierda y matar a todos.

Respiro profundo tragando las pastillas que Alexander me había traído, observaba las cámaras de la cuidad. Cada calle, tratando de encontrar el vehículo que se llevó a Laila mientras escucho las noticas de fondo.

"-Otro incendio en el norte de Roma, las autoridades afirman que esta es la cuarta casa que se incendia en las últimas horas, fuentes confirma que no son hogares cualquieras si no casas de venta.

-Las sospechas están en El Demonio, todo indica que algún tonto ha hecho enojar a la bestia y ahora está en busca de venganza ¿Estaremos a salvo? Les aconsejamos que no salgan de sus casas, el FBI tomo el asunto en sus manos, pero todos sabemos que no estamos a seguros"

Sonríe, Las ratas del FBI estaban queriendo meter sus narices, pero terminaran con una bala entre sus cejas si estorban en mi camino. Aunque tenía que tener cuidado, El agente Meyer y su hijo habían llegado a Italia a buscar a Laila, tenía que encontrarla antes que ellos o la alejarían de mí.

Ellos ya saben que estoy atrás de ella y harán de todo para impedir que me la lleve.

Aunque eso será imposible, Laila Meyer era mía y nadie ni nadie la alejaran de mis garras.

El recuerdo de la primera vez que la vi viene a mi cabeza.

"Estaba visitando el "Museo Metropolitano de Arte" lo había cerrado al público estaba yo solo disfrutando del arte, o eso creí hasta que vi una pequeña figura interrumpir mi soledad.

Me acerque furioso, dispuesto a sacarla cuando un aroma a flores llegó a mi nariz. Era dulce e embriagador, nunca había olido un aroma así de atrayente y todo cambio cuando la vi.

Castaña de grandes ojos azules que brillaban con pura luz e inocencia de piel pálida y un color rosado en sus mejillas. Lo que más me llamaba la atención era su bufanda roja y la manera de como se aferraba a ella como si fuera lo más valioso del mundo.

Me acerqué hipnotizado por su belleza, pensé que me estaba ignorando, para ser chiquita tenia fuerza. Logro soltarse de mi agarre empujándome ocasionado que mi móvil caiga y se astille la pantalla. Normalmente la hubiera matado por su osadía.

Pero la sola idea de verla lastimarla hacia que algo se moviera en mi oscuro corazón. Vi cómo se comunicaba conmigo atreves de un lápiz y un papel.

La chica de Bufanda RojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora