Anya se había ido hace algunas horas, habíamos pasado toda la tarde charlando, contando anécdotas y conociéndonos entre nosotras. Como dos amigas qué se conocieran de toda la vida y se volvían a encontrar, me sorprendía la facilidad y comodidad que tenía con ella.
Nunca había sentido con nadie lo que siento con ella, es un sentimiento de familiar, como si la conociera.
El reloj de la sala marcaba la cinco y media de la tarde.
Lexi aún no había llegado y no había recibo ninguna llamada suya, cosa que me extraño. De seguro toda la universidad ya sabe lo ocurrido.
Rozo con las llamas de mis dedos la herida en mi mejilla, aún dolía un poco.
Nunca pensé volver a tener que pasar esto otra vez, siempre evitaba ir a ciertos lugares para evitar estas cosas. Si algo descubrí a mi corta edad de cinco años, fue que las personas eran crueles no importa si eres niño, joven, adulto o bebé. A ellos sólo les importan dañar.
Sacudo la cabeza alejando los malos pensamientos, me acomodo mejor en el sofá.
Había intentado recrear los dibujos que los mellizos habían roto pero no habían salido de todos iguales. Me frustre, llore y me tire al sofá para descansar del día de hoy.
Mi primera vez en la universidad no resultó como lo soñé, aunque nada sale como lo planeamos.
El lado bueno es que tengo una nueva amiga... era raro llamarla así, lo malo la marca en mi mejilla.
Me tapo hasta la cabeza con la manta, y suspire.
Las personas no son lo mío, nunca debí intentar tener una vida normal cuando ni siquiera lo soy yo.
El sonido de mi móvil me distrajo. Lo busco con la mirada encontrándolo en la mesita del centro, estiro mi mano agarrándolo.
"Video llamada de Papá lobo <3"
Mierda.
Me siento rápidamente en el sofá sin dejar de ver la pantalla del móvil, Muerdo nerviosamente mi labio.
Tengo dos opciones, aceptar y dejar que vea la lastimadura de mi mejilla, y verlo enojado queriendo denunciar a los responsables o rechazar la llamada y esperar a que mi mejilla sane y evitar el escándalo.
Mi móvil deja de sonar y suspiro. Pero a los dos segundos vuelve a llamarme.
Decidida hago lo que tengo que hacer.
Debo ser valiente.
Decidida viendo la pantalla, aprieto el botón rojo rechazando la llamada.
Lo rechace, a mi padre. Un ex militar y un agente del FBI.
Va a matarme.
Nunca había rechazado una llamada suya, el me conoce. Sabe que si lo hice fue por algo. Mueve nerviosamente mis manos pensado en un plan para que mi padre no se vuelva loco.
ESTÁS LEYENDO
La chica de Bufanda Roja
General Fiction-Los Monstruos si existen y los más comunes son los que están disfrazados de personas. Lai Meyer o como todos las conocen "La chica de Bufanda Roja". Es una chica Dulce, amable e inocente que a sufrido mucho en esta vida. Un día su única y mejor ami...