-Los Monstruos si existen y los más comunes son los que están disfrazados de personas.
Lai Meyer o como todos las conocen "La chica de Bufanda Roja". Es una chica Dulce, amable e inocente que a sufrido mucho en esta vida.
Un día su única y mejor ami...
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La vida puede pegar giros inesperados, un día puedes estar tranquila, en tu casa leyendo un buen libro o viendo un programa en la televisión y al otro día puedes estar internada en una sala de hospital, escuchando como los doctores te dan un mal diagnostico y diciéndote que tienes poco tiempo de vida.
No sabemos que es lo que puede pasar el día de mañana, por eso es que siempre hay que disfrutar los días como si fuera el ultimo.
Porqué no sabemos, si este será nuestro ultimo día.
Tenemos nuestra intuición, este nos guía en el camino de nuestra vida, esta en nosotros si seguirlo o no. Yo no lo hice y esto me llevo a estar en la situación en la que estoy ahora.
Mis muñecas ardían por las cuerdas, mi cuerpo se sentía débil y cansado. Apenas me podía mantener de pie supongo que por las drogas que nos han dado. Una corriente de aire hace que tiembla por el frio, y por la poca ropa que nos habían puesto.
Débilmente miro adelante viendo un montón de hombre bien vestidos y sus ojos llenos de maldad, viéndome como si fuera un objeto exactico que debían comprar.
De hecho, eso harán.
Por obras del mundo, estoy apunta de ser vendida al mejor postor.
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Horas antes.
-No vayas. - Anya me aconseja después de contarle todo sobre Alekseí- Mira si es un acosador, es mejor que no vayas.
Después del encuentro con el misterioso hombre de ojos verdes, llegue al departamento y llame a Anya para que me aconsejara y porque era el horario de nuestra llamada matutina.
Estaba sentada en la cama con la computadora en mis piernas viendo a mi amiga en la misma posición, No había visto a Lexi desde que llegue, pero escuche la regadera
-Es extraño, pero me siento bien a su lado. - le sonrió débilmente, ella iba a responder, pero el sonido de mi móvil la interrumpe.
"Video llamada de hermano mayor <3"
-Es mi hermano- le informo- ¿Te molesta si lo uno a la llamada? - le pregunte al ver como apretaba su mandíbula
-Claro que no, me gustaría conocerlo. - Insegura acepto la llamada de mi hermano encontrándome con su enorme sonrisa, por el fondo oscuro pero iluminado por las pantallas de las computadoras que podía ver, supe que estaba en la oficina.
