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— Ahora, ¿qué es lo que quiere, Overhaul-sama? Ni porque es Viernes por la tarde casi hora de salida me deja tranquila — dije, maldiciendo cada segundo de su mísera existencia y esperando su pronta extinción

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— Ahora, ¿qué es lo que quiere, Overhaul-sama? Ni porque es Viernes por la tarde casi hora de salida me deja tranquila — dije, maldiciendo cada segundo de su mísera existencia y esperando su pronta extinción.

— Cierra la puerta.

Fruncí el ceño. ¿Por qué me está hablando así? Su tono de voz firme es el que me está cohibiendo y no voy a permitir que continúe. No. Nada ni nadie hará que me sienta cohibida. Mucho menos él.

— Sólo...

— Cierra la puerta y ven.

Los chicos ya salieron desde hace una hora. Dijeron que, como querían pasar tiempo juntos, nos íbamos a reunir en casa de Touya para jugar videojuegos y estar con sus hermanos un rato; así que estoy sola aquí.

— ¿Qué es lo que quieres? — pregunté, tomando con fuerza la perilla. Tengo la tentación de entrar y saber el porqué me habla de esa manera, pero también, tengo pendiente de que me haga daño.

— Que cierres la puerta y pases de una puta vez.

Idiota, ¿cómo voy a pasar si voy a cerrar la puerta?

Con el orgullo por el suelo, pasé y cerré de golpe haciendo un fuerte estruendo. Me tiemblan las piernas, pero gracias al pantalón es que no se da cuenta.

— ¿Qué quieres?

Se levantó de su escritorio y caminó hasta mí pero sólo le puso seguro a la puerta. Con algo de brusquedad, sujetó mi antebrazo para llevarme al centro de la oficina.

— Me estás lastimando, suelta mi brazo.

— Pídeme una disculpa por haberme hablado así frente a tus compañeros — dijo, escaseando la distancia entre su rostro y el mío. No lleva su mascarilla, así que puedo sentir su respiración chocar en mi rostro

— Estás idiota si crees que...

— Entonces ponte de rodillas.

— ¿Qué?

— Lo que oíste.

— ¿Para qué...?

— Disculpas no me vas a pedir, así que...

Me escuchó. Me escuchó cuando dije que prefería hacer esa obscena acción que pedirle disculpas. Mi miedo comenzó a apoderarse de mi cuerpo, de mi mente y de mi razón.

— Lo siento — dije —. Lo siento, lo siento, no lo volveré a hacer.

— Eso no me basta.

— S-Si quiere... Llamo a mis...

— De rodillas.

No me dejará en paz hasta que lo haga.
Creí que pedirle una disculpa iba a ser humillante, pero, hacer esto... Es peor que eso.

Speechless |Kai Chisaki|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora