XII

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Ese beso en la cabeza me dejó sin palabras

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Ese beso en la cabeza me dejó sin palabras.

No quiero ilusionarme ya que eso pondría en riesgo mi salud emocional. Tengo miedo que, al final, sólo termine jugando con mis sentimientos mientras que se la pasaba ilusionandome con sus atenciones, sus besos... Es muy pronto para todo lo que estoy diciendo, es muy pronto para todo lo que estoy pensando...

Debería controlarme.

Entramos a la sala de reuniones con una puntualidad meticulosa, a pesar de que duramos buen tiempo encerrados en el elevador.

Kai caminaba a mi lado, imponente y seguro. Yo, una de sus practicantes, tengo que hacer de papel como su asistente, mantenía mi postura profesional, consciente de cada mirada que recibíamos al pasar.

Estoy nerviosa.

Jamás me había sentido así.

La sala ya estaba ocupada por varias personas, pero mi atención se centró inmediatamente en una mujer de cabello largo y pálido, desgastada a la izquierda y con los labios carnosos. Sus ojos son inusuales porque su esclerótica es completamente negra donde sus iris y pupilas son brillantes, y están enmarcadas por pestañas notablemente largas y cejas pequeñas.

Ella lleva un vestido oscuro, sin hombros con mangas largas. Sus ojos brillaron al ver a Kai y una sonrisa coqueta se dibujó en su rostro.

—Kai, cuánto tiempo sin verte —dijo ella con voz melosa mientras se acercaba a él.

Sentí un dolor agudo en el pecho, justamente en el corazón.

Saori, control.

Vi cómo sus ojos se deslizaban sobre él, pero mantuve mi compostura. No era mi lugar interferir. Después de todo, yo sólo... Era la asistente.

— Kizuki, es un placer verte nuevamente —respondió Kai con una sonrisa cordial, aunque noté la tensión en sus ojos. Kizuki, entonces esa es la mujer con la que estaba texteando cuando estábamos en el elevador.

— ¿Y esta niña? — preguntó ella, llamando mi atención. Kai me dejó una mano en la espalda.

— Se llama Toshinori Saori, es mi asistente y practicante en Shie Hassaikai — respondió. Su mano en mi espalda me pone tensa.

— Tu asistente, ¿eh? — dijo la mujer casi con desdén. Le iba a estirar mi mano para saludar, pero Kai inmediatamente me abrazó por los hombros —. Toshinori, entonces es hija del empresario Yagi, ¿no es así?

— Sí, es correcto. Esta chica tiene un gran potencial.

Un hombre imponente se acercó a nosotros. Seguramente es Rikiya Yotsubashi, el líder de la reunión y dueño de esta empresa, nos recibió con un apretón de manos firme. Su presencia era intimidante, pero Kai no mostró ninguna señal de incomodidad. Al contrario a mí, que me estaba poniendo tan nerviosa de no ser por Kai que me volvió a tomar por la espalda baja hasta guiarme a los asientos. Tomamos asiento en la mesa de conferencias, y la reunión comenzó rápidamente.

Speechless |Kai Chisaki|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora