XVIII

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Kai me besó, y luego me dijo que fue un error

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Kai me besó, y luego me dijo que fue un error. Esas palabras seguían repitiéndose en mi cabeza, como un eco constante que se niega a desvanecerse. A veces siento que fue algo tan fugaz que quizá ni siquiera ocurrió. Pero sí ocurrió, y esa afirmación debería consolarme, debería darme algo de qué aferrarme. Sin embargo, lo único que siento es una mezcla de confusión y decepción.

Durante toda la noche, me debatí entre la tristeza y el enojo. Sentía que me había dejado llevar, que había expuesto mis sentimientos solo para ser rechazada. ¿Realmente estoy enamorada de Kai? ¿O todo esto es solo una atracción pasajera que me hizo caer en una fantasía? No puedo evitar sentirme herida por su frialdad. La forma en que me miró después del beso, con esa distancia en sus ojos, como si no hubiésemos compartido nada. Me pregunto si él siente algo por mí, si algo en ese momento significó algo para él, o si simplemente me estoy engañando. No sé si es peor que me haya rechazado o que me haya dejado con esta incertidumbre.

Siento que estoy caminando sobre hielo delgado. Cada vez que intento acercarme a él, parece alejarse más. Y aunque sé que debería protegerme, que debería construir un muro entre nosotros, no puedo. No quiero hacerlo. Algo en mí sigue aferrándose a la esperanza de que él pueda cambiar, de que él pueda ver lo que yo veo. ¿Esto es amor? ¿O solo una obsesión? No tengo una respuesta clara, y eso me asusta. Siempre he sido una persona práctica, alguien que sabe lo que quiere y cómo conseguirlo. Pero Kai me hace cuestionar todo, me hace sentir fuera de control. Me he vuelto vulnerable y eso no es algo que me guste.

Pienso en todas las veces que me he quedado observándolo, en la forma en que se mueve, en su manera de hablar. ¿Es esto amor o es simplemente una admiración disfrazada? Me siento atrapada entre el deseo de conocerlo mejor y el miedo de descubrir que él no siente nada por mí.

Sé que tengo que hablar con él, no solo por lo que pasó, sino también por algo más práctico. Mañana tengo un partido de voleibol, y necesito pedir permiso para faltar al trabajo. Sin embargo, la idea de enfrentarme a él después del beso me pone nerviosa. No sé cómo reaccionará, y tengo miedo de parecer débil.

Intento ensayar en mi mente lo que le diré. Tal vez empezaré con un "Hola, Kai. Sobre lo del beso..." No, eso suena demasiado directo. Podría ir por algo más neutral, tal vez hablarle primero del partido. Sí, eso podría funcionar. Aun así, no puedo dejar de pensar en lo que podría responderme. ¿Y si simplemente me ignora? ¿Y si me dice que no debería faltar por algo tan trivial? Me estoy adelantando demasiado, pero no puedo evitar sentirme ansiosa. Mientras camino hacia la oficina, recuerdo mi infancia, los momentos en los que me sentí sola y perdida y que jamás se los conté a mis padres por temor. Tal vez eso es lo que me atrae de Kai, esa sensación de que estamos en el mismo barco, de que ambos estamos luchando contra nuestros propios demonios. Pero incluso si es así, eso no significa que él quiera compartir su vida conmigo. Tal vez solo estoy proyectando mis propios deseos en él.

Cuando llego a la oficina, Kai ya está allí, concentrado en su computadora. Al verme, levanta la mirada, pero su expresión es indescifrable. Intento encontrar alguna señal en su rostro, algún indicio de que lo que pasó entre nosotros dejó una marca, pero no veo nada. Me doy cuenta de que me estoy forzando a ver cosas que tal vez no están ahí.

Decido comenzar hablando de temas de trabajo. Le pregunto sobre los pendientes, tratando de mantener la conversación en un tono neutral. Kai responde con la misma frialdad de siempre, y eso me hace sentir aún más pequeña. Me duele que sea tan indiferente, pero al mismo tiempo, es como si estuviera acostumbrada a esta dinámica. Esto es lo que hemos hecho siempre: hablar de trabajo y nada más. Pero sé que debajo de esa superficie, hay algo más. Finalmente, reúno el valor para hablarle del partido. 

—Kai, mañana tengo un partido de voleibol con el equipo de la facultad. Sé que es un día laboral, pero necesito faltar — mientras hablo, observo su reacción, buscando alguna señal de que él se preocupe, de que entienda lo importante que esto es para mí. Pero Kai simplemente asiente, como si le estuviera pidiendo algo insignificante.

—¿Es realmente tan importante? — pregunta, y su tono me irrita. Me molesta que no comprenda por qué esto es relevante para mí.

 —Sí, lo es. Es algo que he estado esperando durante mucho tiempo, y mi equipo cuenta conmigo. —Intento mantener la calma, pero no puedo evitar sentir que me está juzgando, que para él todo esto es solo una distracción de nuestras responsabilidades. Kai parece notar mi incomodidad, y su tono se suaviza un poco. 

—Está bien, Saori. Puedes faltar mañana. Nos arreglaremos sin ti.— Esas palabras me alivian, aunque sé que debería haber sido más fácil. ¿Por qué tengo que luchar tanto para que él me conceda algo tan simple? ¿Por qué cada conversación con él se siente como una batalla? ¿Por qué su frialdad me deja sin palabras?

Me quedo observándolo, intentando descifrar lo que pasa por su mente. Aunque ha accedido a dejarme faltar, sigo sintiendo que hay una barrera entre nosotros, una distancia que parece insuperable. A pesar de que he conseguido lo que quería, no puedo evitar sentirme vacía. Siento que he ganado una pequeña victoria, pero he perdido algo más en el proceso. Cuando finalmente salgo de su oficina, siento una mezcla de alivio y tristeza. Me siento agradecida por su permiso, pero al mismo tiempo, no puedo dejar de pensar en lo difícil que fue obtenerlo. Me pregunto si alguna vez podremos tener una relación en la que no tenga que luchar tanto para que él me conceda algo. Tal vez esto es todo lo que puedo esperar de él.

Mientras camino de regreso a mi área, me doy cuenta de que he estado esperando algo de Kai que tal vez nunca pueda darme. Me duele pensar que, a pesar de lo que siento por él, puede que nunca obtenga la reciprocidad que deseo. Pero, ¿estoy dispuesta a seguir esperando? ¿Vale la pena seguir intentando?

Me imagino un futuro en el que sigo trabajando con él, en el que cada día es una lucha por su aprobación, por una señal de que siente algo por mí. No estoy segura de si eso es algo que quiero para mí. Pero al mismo tiempo, no puedo imaginar mi vida sin él. No puedo evitar pensar en lo que podría haber sido, en el amor que podría haber existido entre nosotros si las circunstancias fueran diferentes. Tal vez esto sea una oportunidad para conocerme mejor, para entender mis propios deseos y necesidades. Puede que el problema no sea Kai, sino yo. Quizá he estado proyectando mis propias inseguridades y mis propias expectativas en él. A lo mejor es hora de dejar de buscar en él algo que solo puedo encontrar en mí misma. Termino el día sintiéndome un poco más fuerte, un poco más segura de lo que quiero, aunque todavía no sepa exactamente qué es.

Speechless |Kai Chisaki|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora