Capítulo 1

971 111 42
                                    

Agosto de 2019

Aidan Wright tiene esa manía exasperante de estar en un lugar, haciendo algo supuestamente importante, mientras su cabeza está imaginando mil escenarios de lo que pudo haber sido y no fue.

Ahora mismo quisiera sentirse un poco culpable, pero es imposible: su cita es un asco y no es que él tenga altos estándares para una cita. Una ida al cine, tomarse de las manos, besarse a escondidas en la oscuridad... ahh, eso sí que estaría bien. ¿Pero esto?

El abogado con el que su mejor amigo le agendó una cita no deja de decir idioteces, cuánto gana, cuánto cuesta el departamento en el que vive, qué auto conduce —Algo irrelevante porque «Hey, amigo, ¡vine en ese auto contigo hasta aquí!»—. Ni si quiera lo dejó elegir la cena, pidió por él como si lo conociera de toda la vida.

Incluso si lo conociera de toda la vida, si fuera el mismísimo terapeuta que le ayudó con sus traumas de niñez, Aidan puede elegir su comida solo. Al menos el lugar es elegante y caro, él no piensa pagar.

Aidan está seguro que, si el hombre de sus videos estuviera ahí con él, no tomaría esas decisiones por él. No. Sería un romántico que besaría su mano antes de decir algo como «Señorita Elizabeth, he luchado en vano y ya no lo soporto más», ¡Oh dios, sí, Sr...!, Aidan se muerde el labio. Cómo quisiera ponerle nombre al hombre de los videos, Él, es tan impersonal que duele.

—Me gustaría conocer más de ti —dice el abogado luego de dos horas enteras hablando de él—. ¿Qué te gusta?

Aidan sonríe, este es su momento. El momento en que todo se va al diablo. Tiene una lista condensada de su vida para cuando sus citas son demasiado narcisistas.

—Muy bien —dice, destensa sus hombros y le da un trago al vino que el tipo pidió, a Aidan no le gusta el vino, podría empezar por ahí, sin embargo, eso es omitible—. Esta es la lista de datos que podrían ser irrelevantes, pero no lo son:

»1.- En este momento estoy pensando en un diálogo precioso de una novela que debería encantarme, el problema es que no he leído la novela porque me duermo a los trés párrafos. Solo he visto la película ¿Será igual el diálogo? No sé porque no me lo había preguntado.

»2.-El edificio en el que vivo tiene doce pisos, yo vivo en el noveno, esto no sería un problema de no ser porque odio los elevadores. Los odio. Cajas de la muerte, ataúdes andantes. ¿A quién se le ocurrieron? Estoy seguro que lo vi en una película de romance, la protagonizaba el que hacía a Wolverine. El tipo viaja al futuro y todos los elevadores del mundo fallan porque él deja de existir. ¡Uy qué horrible! Estoy seguro que, si no lo inventaba él, lo hacía otro. Porque la gente está llena de ideas maravillosas, claro que sí.

»Salir conmigo significa subir muchas escaleras.

»3.-No me gusta mi cabello, nada. Sé que dijiste algo a Emmet de que te encantó el look de peligris. Bueno, no es moda, es un problema genético. No hablaré más del tema, de hecho, quisiera olvidar todo lo relacionado a él ¿Bien?

»4.-Mi pasatiempo es la fotografía analógica, tengo una colección de cámaras empezando desde 1925, aunque el modelo que tengo es de 1929. Hago autorretrato y también he probado con la manipulación digital.

Aidan extiende su teléfono, el abogado echa un ojo a la pantalla, asiente con las cejas levantadas. Aidan mueve su dedo por la pantalla para enseñarle otro de sus autorretratos y las fotos conceptuales que ha hecho de algunos seres mitológicos como al Dios Odín. También le gustan las texturas y las manchas, como en la foto que está de fondo de pantalla titulada: «Arrancarse los ojos solitarios.»

—Imagino que es un pasatiempo solamente ¿no? —contesta con una sonrisa que no llega a sus ojos mientras aparta el celular.

—Oh no, si algún día tengo el suficiente valor, dejaré todo para dedicarme a ello.

1929 Formas de Quedarme a tu ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora