Octubre de 1929
Está jodido, perdido y caliente.
Nada nuevo en su vida, por supuesto. Todos los días te arrimas a un mafioso de otro siglo para ser colegas de cama.
«Colegas de cama» aunque desastroso, suena mejor que «Enamorado de un muerto» Aidan no puede decir que este viaje en el tiempo no ha sido, extrañamente, un buen cambio.
Ojalá la piedrecita de su cuello lo ayudara a tener también mejores ideas.
Igual debió desear la paz mundial.
O ser más inteligente. O ganarse el Pulitzer.
¿Pero qué sentido hay en ganar eso si no lo logró por propio mérito?
Bueno, lo hecho, hecho está.
Aidan lleva una semana dándose de golpes en la cabeza por estar jugando esa idiotez con Liam.
Su parte racional no está funcionando en las condiciones óptimas y se apaga por completo cuando ambos se quedan en la cama. Los últimos días se han dado alivio sexual bajo la sábana.
Nunca hizo tal cosa con nadie en su vida. Sus parejas anteriores tomaban todo de él o nada. A Aidan no le gustan las medias tintas y, sin embargo, aquí está.
A la mierda los códigos y valores, como no.
¿Qué carajo estás haciendo?
«En este preciso momento, querida conciencia, estoy intentando usar mis avanzadas técnicas de seducción».
Aidan se ha quitado el zapato, está acariciando la pantorrilla de Liam por debajo de la mesa. Él le lanza una mirada asesina, pero sus lóbulos están rojos. Aidan sonríe con la esquina de su boca, le da un trago al café y va subiendo hasta llegar a su muslo.
Liam da un brinquito, luego gruñe sin mirarlo, está alimentando a Dereck y él quiere que falle.
Dereck y él no se llevan bien, es un niño adorable... si lo miras de lejos. Con él se comporta como si lo detestara, si Liam juega con él, Dereck abre sus ojos verdes y se ríe.
Si él lo intenta, el niño sale con alguna frase que lo deja frío. Aunque en honor a la verdad Aidan no es bueno con ningún niño.
—Deja de hacer eso —dice el mafioso.
Desde que Aidan ha descubierto el deseo en los ojos de Liam, se siente apasionadamente peligroso. Saberse deseado le otorga un extraño poder que no quiere —ni puede— controlar.
Sonríe.
—Pero te gusta —responde y mete el pie entre sus piernas.
Liam le muestra el dedo corazón, pero atrapa su pie entre sus muslos, Aidan se muerde los labios y da otro sorbo al café, no sigue tentando al diablo si no su erección crecerá más.
—¡Papá! El abuelo está molestando a tío Liam con su pie.
Liam cierra los ojos, Aidan le lanza una mirada de ceño fruncido al chiquillo.
Jireh sale de la cocina y golpea a Liam en la nuca con el periódico.
—No enfrente de mi hijo.
—¿El coqueteo o la seña obscena? —pregunta Liam sin mirarlo, aun intentando que Dereck termine las verduras que Suri dejó antes de irse.
—Ambos —contesta Jireh tomando el saco del perchero—. ¿Cómo sigue tu brazo? Empiezas a hacer falta y Sender te querrá en el...
—¿Sender o tú? —pregunta cuando por fin Dereck acepta la zanahoria.
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1929 Formas de Quedarme a tu lado
RomanceAidan se quedará a vestir santos pues lleva enamorado de un hombre cuyo único defecto es estar muerto. O eso creía hasta que un viaje en el tiempo lo arroja a los brazos de el sicario de una mafia en ascenso que ya no parece ser su hombre ideal. Lia...