Este es el capítulo favorito de muchas jajaja ¡Atrevidas!
Septiembre de 1929
Los miércoles son los días de descanso del salón. Aidan destensa los hombros. ¿Cometer una locura? Sí señor.
Allá va.
Toca la puerta. Nada.
Otra vez. Y otra.
—¿Qué mierda? ¡No me interesa! —Liam abre la puerta y se detiene en seco cuando se da cuenta que es él—. ¿Qué carajo, Wright?
—Zaida me mandó con esto —dice y empuja un canasto con compras, Liam está por tomarlo con el brazo sano, Aidan no lo deja—. Yo lo hago, quítate.
Aidan empuja y pasa a su departamento. Liam echa la cabeza para atrás con un gruñido y azota la puerta. Aidan se mete a la cocina y empieza a acomodar las cosas.
—¿Cómo llegaste?
Aidan sonríe, se gira para mostrarle las llaves.
—Con tu auto, obviamente.
—Esa Zaida...
Liam lleva una camisa blanca arremangada, tiene polvo en el cabello y Aidan se percata que ha intentado limpiar el departamento. ¡Pero si el lugar parece brillar de lo limpio! ¿Qué no tendrá en qué distraerse?
—¿Por qué no aceptas la oferta que te hizo? —pregunta Aidan terminando de meter todo y sentándose sobre la mesa.
Zaida le pidió que lo convenciera de vivir con ellos un tiempo, estar en la casa de los Mayer es bueno para Liam, para los nervios de Zaida y para él. Por supuesto que sí.
—Bájate.
—Oblígame.
Liam pone los ojos en blanco.
—No necesito su ayuda ni tampoco cuidados. He vivido solo y un brazo herido no va a cambiar eso.
—Blake, no has podido ni rasurarte y Zaida dice que tu jefe va a regañarte.
—Sender se puede joder, no estoy tan mal.
Liam alza el mentón, se pasa la mano por la barba apenas crecida, es una sombra de vello castaño.
—Vamos, te ayudo.
—Si de verdad estás aquí para ayudarme... —Aidan bufa con el tonito altanero de Blake—. Hazlo limpiando.
Liam se marcha al cuarto de invitados donde organiza una colección de maletas de viaje apiladas desde el suelo hasta su nariz. Todas parecen nuevas, con bonitos remaches dorados y plateados en sus esquinas. Aidan aguanta las ganas de preguntar más, la estrategia de hoy debe ser sutil... quiere conocerlo mejor.
Preguntar directamente no es la mejor forma de sacarle información, Liam no parece muy dispuesto a hablar de sus sueños y miedos, aunque distintos, Aidan puede notar un rasgo de soledad compartida que no hace más que atraerlo incluso más.
Toma el plumero que le ha dejado Liam en la mesa ratona y se dispone a limpiar un poco el departamento, parado en el centro del hall girar sobre sus propios pies para decidir por donde iniciar cuando sus ojos se abren al caer en cuenta del mueble que sustituye el anaquel que tiene, en su tiempo, dedicado a sus cámaras: un modesto librero.
Y si bien su tío no daba los mejores consejos amorosos (nunca le hagas caso a un tipo con tres divorcios a su espalda) Aidan recuerda uno en particular cuando hablaban de hacer negocios y que no le pareció desacertado: Uno puede conocer a un hombre por lo que hay en su biblioteca.
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1929 Formas de Quedarme a tu lado
RomanceAidan se quedará a vestir santos pues lleva enamorado de un hombre cuyo único defecto es estar muerto. O eso creía hasta que un viaje en el tiempo lo arroja a los brazos de el sicario de una mafia en ascenso que ya no parece ser su hombre ideal. Lia...