Capítulo 4

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Max

Salgo de mi RB19 molesto. Molesto con mi resultado y conmigo mismo. Al menos aún tenía tiempo de reponerme para la clasificación.

Maldición, odio sentirme así. Y más odio estar atento a Charles y querer saber dónde está. Pero verlo reír junto a Carlos y Pierre hacía que mi corazón acelere.

—¿Terminaste de practicar las simulaciones de lanzadas? —Escucho a Checo hablar a mi derecha mientras termino de sacarme mi equipo. Asiento sin tener mucho que decir —. ¿Qué está pasando, Max? Se que no eres fanático de las pistas callejeras, pero tus tiempos en las prácticas fueron malos en lo que a ti respecta.

—¿Tanteando el terreno? —digo molesto. Sé que no está preguntando con mala intención y se preocupa, por lo que suspiro y lo miro —. Lo siento, Checo. Simplemente estoy desconcentrado. Mi cabeza no está donde debería...

—Eso es obvio —mira al grupo que estaba espiando —. ¿Te peleaste con alguno de ellos?

—No, quédate tranquilo —termino de sacarme los guantes y comenzamos a caminar hacia el garaje y doy una sonrisa disimulada —. ¿Van a venir a mi casa a cenar en la noche?

—Claro.

Seguimos hablando mientras disimuladamente giro mi cabeza en dirección de Charles, sólo para descubrirlo mirándome fijo. Volteó y sigo conversando con mi compañero de equipo como si nada.

***

Lo malo de querer esquivar a alguien en este ambiente es que es prácticamente imposible. Tarde o temprano lo cruzas, ya sea en la entrevista a la prensa el jueves o antes de la carrera. Como me pasa ahora.

Tuve una buena remontada de todo lo malo que fueron las prácticas y quede en segundo lugar de la parrilla. No fue la pole (esa pertenece a Checo), pero tampoco terminé más atrás. El problema es que el tercer lugar lo ganó Charles, a quien tengo a mi lado esperando a responder preguntas típicas de la clasificación. A veces buenas como las que le hacen a Checo sobre él siendo "El Rey de los Callejeros", molestas como las de Charles y el hecho de que siempre le pase algo en esta pista... O incómoda cuestionando mi rendimiento en las prácticas.

Sergio no presionó más, pero sabía que estaba atento a lo que sea que suceda. Dios, incluso se ofreció a escucharme en caso de necesitarlo.

—Durante las prácticas no me sentí totalmente cómodo con mi auto, pero es importante que pude reponerme y hacer una gran clasificación. Mañana tendré una dura competencia con Checo en la pole. Mónaco nunca es sencillo —doy mi característica sonrisa de segundos avisando que terminé con mi respuesta.

Diez minutos después, nos estábamos despidiendo de los periodistas. Si alguno de ellos notó que no tuve mi camaradería normal con Charles, no lo mencionó. Yo, mientras tanto, me centraba en Sergio más de lo normal, ignorándolo incluso cuando estábamos saliendo de la sala.

—Max —llamó Leclerc detrás mío. Volteo a verlo y tenía su sonrisa normal —. ¿Podemos hablar?

Me acorraló y era consciente de ello. Si me negaba, los periodistas que aún quedaban se darían cuenta de que algo sucedía. Además luego lo tendría a Checo encima mío. Entrecierro mis ojos, lo que hizo que su sonrisa creciera. Maldición, eso hizo que me sienta menos enfadado.

—Claro amigo —miro a mi compañero —. Nos vemos en mi casa, Checo. Envíame un mensaje cuando estén llegando, ¿si? —él se despidió —. Charles...

—Ven, salgamos de aquí.

Caminamos en silencio, yo detrás de él. El número 16 decorando su camiseta roja con la parte superior de su mono colgando en su cadera. Desvié mi mirada para calmar mis pensamientos y respiré hondo. No debería seguirlo. Debería ir a mi casa y estar con Kelly.

Que Sea Un SecretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora