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doce

Jeon JungKook.

Después del acontecimiento de la noche pasada hablé con Leah, o bueno, eso quise hacer ya que ella estaba tan alterada que no podía quedarse un segundo callada para escucharme, y yo no tengo demasiada paciencia que digamos así que simplemente la mandé a dormir mientras yo me encerraba en mi habitación, estuvo unos minutos golpeando la puerta y llamando mi nombre, pero después de un tiempo se cansó y cerró de un portazo su habitación. Hoy en la mañana me fui lo suficientemente temprano como para no verla, no había dormido una mierda y mi humor no era el mejor.

Supe que ella tampoco había dormido cuando me encontré con tres tazas sucias en la vajilla, en el tacho de basura habían sobres de té así que supongo que tomó aquella bebida para relajarse un poco. Comprendía totalmente que estuviera alterada, no estaba en mis planes llevarla a un lugar donde sabía que estarían personas en contra mío, pero al momento de ver a los meseros y sentir que los reconocía de algún lado comprendí que no era seguro estar ahí, lo que no esperaba era que actúen con tanta rapidez, me hubiera imaginado algo más parecido a envenenar la comida o no dejarnos ir en toda la noche.

Mi cabeza dolía y escuchar a YoonGi hablando con tanta rapidez empeoraba la situación. JiMin fue el encargado de contarle nuestra agitada noche con lujo de detalles, ya que Min está encerrado en un psiquiátrico por una misión que salió mal y Park, al estar recibido como médico psiquiatra, logró trabajar en el mismo lugar que está internado nuestro amigo. Aún así no está a cargo de él por política del hospital que no entiendo ni me gasto en entender, pero todo lo que YoonGi necesitaba saber era comunicado por JiMin ya que era el más cercano a él.

⎯ ¡¿Por qué demonios has traído a una maldita chillona?!⎯ gritó molesto. Eran las ocho de la mañana y, sumando que no dormí nada y el café que tomé me revolvió el estómago, no tenía las ganas suficientes para discutir con un YoonGi enojado, así que en vez de saltar a la defensiva por Leah respondí con toda la calma posible.

⎯ No es una chillona, es Leah.

⎯ ¡Y me importa una mierda su nombre, joder!⎯ volvió a gritar, jalando su cabello con desesperación.⎯ ¡Podían haber muerto por su culpa!

Entendía totalmente que Min esté tan alterado, hace un mes que está encerrado en el psiquiátrico donde claramente lo tratan como el enfermo que es, porque que sea mi amigo no significaba que pensaba negar los serios problemas mentales que tiene y las muchas razones de porqué lo considero un psicópata. No pudimos sacarlo del hospital por muchas razones, entre ellas porque JiMin prácticamente rogó que no lo hagamos nosotros mismos a la fuerza porque con ello él perdería su trabajo, y además de eso, si nos llegan a descubrir perdería la custodia de su hijo. Nunca pasó de que alguien nos descubra aparte de la última vez, que gracias a eso YoonGi estaba acá, pero yo estaba totalmente seguro que no volvería a ocurrir algo como eso.

Pero para eso necesitábamos nuevas personas, tres mujeres, las cuales ya las teníamos pero ninguna sabía que la otra estaba involucrada en esto.

⎯ Creo que es la primera vez que se preocupa por nosotros.⎯ escuché a JiMin susurrarle a HoSeok, quien asintió con su mirada seria en YoonGi. Creo que ahora estaba Eok.

Esto de ser un grupo con diversos problemas mentales y económicos era algo complicado, nos acostumbramos el uno al otro y me enorgullecía saber que fui yo quien nos juntó a todos, siendo ahora casi una familia. Cada uno se integró por temas distintos; falta de dinero, falta de gente, falta de cariño o lo que sea, pero ahora estábamos juntos y nos cuidábamos el uno al otro. Podía decir que NamJoon, SeokJin y JiMin eran los únicos sanos mentalmente, pero tampoco lo creía tanto cuando asesinaban gente con nosotros sin miedo, el único que se podía notar que no se terminaba de acostumbrar era Park, pero siempre decía que lo hacía por su pequeño hijo, quien con el pasar del tiempo se convirtió en el sobrino de todos por ser tan cercano a él y a su padre.