seis

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Jeon JungKook.

Verdaderamente quería seguir con esos besos calientes que compartía con Leah, pero por otro lado, para irnos tranquilos de Derry tendría que sacar a esa piedrita molesta del camino, y cuanto antes mejor, no me gustaba dejar trabajos sin completar y mucho menos cabos sueltos que puedan joderme la vida en un futuro.

Iba caminando tranquilamente por las calles de mi pueblo de nacimiento, no había ruido alguno y la noche era algo fresca pero no llegaba a ser completamente fría. En mi hombro colgaba la mochila en la que llevaba algunas cosas y el gorro de mi sudadera cubría mi cabeza, mis manos estaban siendo abrigadas dentro de los bolsillos de mi pantalón.

Silbaba con calma mientras veía la plaza en la que siempre estaba junto a Leah jugando. Los recuerdos invadían mi mente siempre que venía al pueblo, también me hacía pensar que en qué momento comencé a sentirme de esta forma por la chica que era mi mejor amiga, lo que más me molestaba era que ella no sea consciente de mis sentimientos demasiado obvios.

Creo que es algo que nunca iba a saber con exactitud, tal vez siempre estuvo en mi personalidad ser posesivo y obsesivo con mis cosas, también podía influir que soy hijo único y Leah era la chica más cercana a mí. Ella fue mía desde el momento que me conoció.

Yo conocía todo de esa linda castaña, desde su más pequeño secreto hasta la personalidad de mierda que tiene, pero aún así la amo con locura. Ella no sabe el pequeño -o muy grande dirían mis amigos- enamoramiento que le tengo, tampoco está al tanto de que sé todo lo que la rodea. Vivo para cuidarla, a pesar de tener esa personalidad asquerosa yo la cuidaría toda la vida, porque nunca sabía en qué momento podía sufrir algún daño y prefería estar al tanto siempre.

Mis amigos más de una vez me dijeron que tenía una clase de obsesión enfermiza con ella, pero yo no lo creo así, para mí simplemente es un amor que creció desde niños y es fuerte, primer amor se podría decir. JiMin es el que más está al pendiente de mis acciones hacía la chica, él estudió psiquiatría, y siempre me remarca lo peligroso que es que yo esté tan loco por la castaña.

Pero qué más da, siempre lo ignoro.

Está vez vine a Derry porque estaba enterado de la situación que estaba pasando mi muñequita. Si bien siempre supe que desde joven quería irse de este lugar junto a sus hermanos, sabía que ahora era el momento perfecto para sacarla de Derry y al fin poder cumplir todo lo que mi mente quiere.

Mente algo retorcida, debo reconocer.

Tal vez por eso le caigo tan mal a Bill, porque sabe las intenciones que tengo con su hermana mayor. Una vez me atrapó espiandola mientras se duchaba, desde ese día dejó de jugar conmigo, dejó de considerarme un hermano y comenzó a advertirle a Leah sobre mí. Pero para mi suerte, ella pensaba que solo eran celos de hermano menor.

Pero bueno, también había que admitir que era un adolescente con las hormonas alborotadas y quería verla desnuda con urgencia a la chica que me daba vuelta el mundo, desde mi punto de vista no es algo grave. Aunque eso sí, un chico llega a hacer eso con mi hija y no dudo ni un segundo en dispararle directo en el corazón, después de arrancarle los ojos, claro.

Mamá y papá no sabían qué era lo que yo hacía cuando salía del pueblo, si bien estaban enterados que era por trabajo nunca se enteraron específicamente qué trabajo. De ellos no tengo muchas cosas que hablar, siempre fueron buenos conmigo y nunca me faltó nada. Debo admitir que mamá estuvo mucho más presente que papá porque él trabajaba más tiempo, en cambio mamá sí se tomaba el tiempo de criarme y pasarla conmigo.

Nunca fui un chico problemático, no me metía en problemas y en la escuela tenía uno de los mejores promedios. Hice karate por varios años, llegando a ganar medallas y por sobre todo, un cuerpo espectacular para mis dieciséis años, ahora me especializo más en el gimnasio y boxeo, pero en mi adolescencia puedo presumir que fui el crush de muchas chicas de Derry.

Work| jjk. ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora