Chapter 19

540 66 13
                                    

Todavía estaba un poco enojado con Jimin cuando me fui esa noche, pero cuando me acompañó a mi puerta y me preguntó que haría al día siguiente, no estaba lo suficientemente enojado para mandarlo a pasear. Minghao no me estaba hablando, y no sabía nada de Sejeong, así que le dije que estaba libre, e hicimos planes para cenar en mi casa. 

Dormí en mi cama demasiado cómodo para levantarme de ella hasta el mediodía. Luego me distraje con una ducha extra larga, seguida de tareas, después un libro. Cuando miré el reloj, todavía eran sólo las 15:00 p.m. 

Tomé mi computadora, y busqué: Teatro Filadelfia. 

Me encontré con un sitio web de la alianza de teatro que daba información sobre un montón de teatros en la ciudad, así como ofertas de trabajo y audiciones. Clickeé sobre el link, viendo qué obras estaban actualmente en ejecución, leyendo descripciones de puestos de trabajo, y marcando unas cuantas páginas. 

Mi celular sonó, pero sonaba muy lejos. Intenté seguir el sonido, pero el sonido terminó antes de que fuera capaz de ir más allá de la sala de estar. Por suerte, el que llamaba era persistente, y llamó de nuevo unos minutos más tarde. Estaba sin duda en alguna parte cerca del sofá. Saqué almohadones, pero no encontré nada. Registré bajo papeles y libros, todavía nada. Por último, me tiré al suelo y miré debajo de la cama. Allí estaba, iluminando la oscuridad polvorienta debajo de mis muebles. Y justo al lado de él, mirándome, estaba Hamlet. 

Ese breve interludio de dulzura que había visto de ella en el albergue aún tenía que hacer otra aparición. Y no tenía ninguna duda de que de alguna manera había arrastrado mi teléfono allí debajo para fastidiarme.

—Escucha, gato, no sé por qué me odias tanto, pero debes de haber perdido el memo. Yo te rescaté. —Acostado sobre mi estómago, me apreté bajo el sofá, tratando de alcanzar mi teléfono. —Se supone que debes estar agradecida. 

Cuando mi mano se acercaba, ella soltó el ya familiar gruñido. 

—Sí, sí, cállate.

Tuve que empujar la mitad de mi cuerpo en la hendidura entre los muebles y el suelo para llegar a mi teléfono y salir fue aún más incómodo que meterse.

2 llamadas perdidas de MAMÁ.

Gemí. Tan sólo debería haberlo dejado debajo del sofá. En ese momento, sonó de nuevo, por tercera vez. Respondí: —Hola mamá.

—¿Por qué no contestaste las primeras dos veces? ¿Está todo bien?

—Estoy bien, mamá. No podía encontrar mi teléfono.

—Oh, bueno, realmente deberías tener un lugar para ponerlo cada vez que llegas a casa, de esta forma siempre sabrás dónde está.

—Lo tendré en cuenta, mamá.

—Por lo tanto, tu desorganización es noticia vieja. ¿Qué más está pasando en tu vida? —Lo juro, mi madre era la única persona en el mundo que no creía que yo fuera un neurótico fanático del control porque era infinitamente peor. Ella hizo la pregunta inevitable —¿Has conocido a alguien?

Rodé mis ojos, lo que nunca podría haber logrado estando cara a cara.

—Estoy bastante ocupado con la escuela, mamá. De hecho, acabo de conseguir un rol como protagonista en una obra.

—Oh, eso es bueno, —dijo ella con suavidad. Pensaba que meterme en teatro era un desperdicio de mi inteligencia.

—En realidad es una especie de gran cosa.

—Por supuesto que lo es cariño. Ya sabes cómo tu padre y yo nos preocupamos. Nos sentiríamos mucho mejor si tuvieras a alguien que cuide de ti financieramente.

𝑷𝒆𝒓𝒅𝒆𝒏𝒅𝒐𝒍𝒐 | 𝑱𝒊𝒌𝒐𝒐𝒌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora