Pensé en ir a su apartamento tan pronto como llegué a casa, pero, a decir verdad, me daba miedo. Y era mucho más fácil simplemente sentir pena de mí mismo. Tenía una tarrina de
helado de galletas con chispas de chocolate en la nevera en espera para ciertas ocasiones. Hubiera estado bien compartirla con Sejeong, pero no puedo permitirme contarle el secreto a alguien, y no era tan egoísta como para hacerle presenciar a Minghao más de mi autocompasión. Prometió que no le diría a nadie, y le creí.Me senté en un extremo del sofá, Hamlet extendida en el otro. Me preguntaba si podría consolarme. Fue buena conmigo sólo una vez en otro momento triste, así que tal vez tenía una oportunidad. Llegue a ella, y no sólo me recibió con su usual gruñido, también con un silbido.
Estaba claramente del lado de Jimin.
Pensé en ir a él mil veces, tal vez mil y una. Pero tenía que enfrentarlo – estuvo fuera de mi alcance desde el comienzo. Se habría cansado de mí eventualmente, una vez el factor prohibido desapareciese. Y no podía ni siquiera empezar a contemplar lo que habría pasado si hubiésemos sido atrapados. Incluso pensar en ello me llenaba de adrenalina, como cuando me besó en el laboratorio para que nadie nos viera. Tal vez me hacía un favor, cortando los lazos ahora. Quiero decir, apesta siete mil millones de veces, pero habría sido peor después de más tiempo.
En mi tenue, tranquilo apartamento, en mi inducida neblina de helado, podía admitir que me enamoré de él. Nuestra oh-tan-breve relación fue como pasar un día a la luz del sol después de vivir eternamente bajo tierra (mi antiguo yo siendo el topo en esta historia). Tal vez eso era todo lo que obteníamos de una relación como esta – destellos de luz. Tal vez era demasiado brillante para ser sostenida durante un prolongado periodo de tiempo. Tal vez debería estar agradecido.
No me sentía agradecido. Me sentía miserable (y lleno de helado).
Estábamos en el laboratorio de nuevo el miércoles, y nunca se acercó a más de un metro de mi área. En el ensayo de esa noche, se sentó en primera fila tomando notas, y no dijo una sola palabra.
Jueves y viernes fueron igual. Pensé que la actuación en los ensayos mejoró ahora que Minghao y yo habíamos remendado las cosas (en parte). No éramos tan cercanos como antes. No nos veía saliendo solos en un futuro, pero hablábamos sin ningún percance, y ambas mentes se despejaron lo suficiente como para centrarse en la obra.
Regresé a mi estado de hombre-topo durante el fin de semana, nunca dejando mi apartamento, duchándome sólo cuando era absolutamente necesario. Cualquier otro fin de semana, Sejeong me habría forzado a salir, pero aún seguía un poco cabreada por mi actitud en el club.
Así que, estaba muy solo.
No tenía a nadie, sólo a Hamlet, que me odiaba con el fuego de mil soles.
Transcurrí una semana entera en estado de soledad antes de que me pusiera nervioso por no hacer nada al respecto.
Me pasé durante sus horas de oficina, demasiado asustado como para enfrentarlo en casa o después de clases.
Cuando me acerqué a la puerta, estaba en el teléfono.
—Lo sé. —Estaba asintiendo, sonriendo—. Lo sé. Estaré en casa antes de que te des cuenta. ¿Qué son sólo tres meses más?
Me congelé. Me pegué a la pared frente a su puerta, y mis pulmones parecían vacíos sin importar cuantas bocanadas tomara.
—¿Eso? No, lo superé. Realmente no era algo con lo que comenzar... sólo un inconveniente.
Algo se desmoronó en mi interior, algo que ya había estado vulnerable y débil, pero que ahora se estaba rompiendo y rompiendo.
—Debería haberlo sabido. Lo sé, pero ahora se acabó, y realmente no me importa ya, ¿sabes? Sí, sí. Encontraré otro sitio en el que trabajar. Es sólo que no vale la pena.
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𝑷𝒆𝒓𝒅𝒆𝒏𝒅𝒐𝒍𝒐 | 𝑱𝒊𝒌𝒐𝒐𝒌
FanfictionVirginidad. Jeon Jungkook está a punto de graduarse de la universidad y todavía tiene la suya. Harto de ser el único virgen entre sus amigos, decide que la mejor manera de lidiar con el problema es perderla de manera rápida y simple -un rollo de una...