Chapter 5

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El beso terminó demasiado pronto.

Un gemido de decepción embarazoso abandonó mi boca, pero no pude evitarlo. Por suerte, Jimin no había terminado. Se puso de pie y me levantó por los codos. Me atrajo hasta que nuestros cuerpos encajaban entre sí de una manera que no había sido posible cuando estaba sentado.

—Eso esta mejor —dijo.

No me molesté en convenir. Me alzó de puntillas y me besó.
Comparado con nuestro beso anterior, este era lento, exploratorio y como leña al fuego. Una de sus manos se cerró alrededor de mi cuello, su pulgar presionando suavemente en mi clavícula. La otra bailó desde mi cabello a mi hombro, a la cadera, y luego de vuelta.

Por una vez en mi vida, simplemente me concentré en la sensación de un chico contra mí, el roce de su lengua contra la mía, los alfilerazos de calor en los dedos que presionaban en mi piel. No pensaba en nada, no sobre mi aliento, o si mis manos estaban en el lugar correcto, o lo que él
esperaba. Me perdí en él. 

Mis manos descansaban en sus caderas, y deseaba hacer mi propia exploración. Saqué mis manos hasta que descansaron sobre su estómago entre nosotros. Con mi movimiento, sus labios se apretaron mas duros contra los míos. Su lengua empujó un poco más duro. Deslicé ambas manos, sintiendo las duras curvas de su cuerpo bajo la tela de su camisa.
Cuando mi exploración llegó a su pecho, su mano tiró de mi cadera hacia delante, de modo que mi estómago se apretó contra él.

Podía sentir la forma en que me deseaba y un hilo de ansiedad se formó en mi espalda. Luego, su beso se volvió más duro y más rápido, y corrí a seguir su ejemplo, ignorando mis nervios. Dejé una mano sobre su pecho y la otra envuelta alrededor de su cuello, levantándome más allá de las puntas de mis pies, para que mis caderas se alinearan con las suyas.

Jimin rompió el beso, y exhaló temblorosamente contra mis labios.
El azul brillante que había visto en sus ojos anteriormente fue superado casi por completo por sus pupilas negras. Puso una mano en mi barbilla, su pulgar tiró de mi labio inferior. Durante varios largos segundos, solo estudiándome.

—Eres ridículamente sexy, ya sabes.

Bajé mis talones al suelo, mis pantorrillas quemaban demasiado para permanecer de puntillas. Y no podía mirarlo a los ojos, ya no más.

Cada vez que casi había apagado completamente mi cerebro. Él decía algo para volver a encenderlo. Le dije: —Sabes que no necesitas esa línea. Ya estaba besándote.

—Y que buen beso era. —Su pulgar rozaba mi labio otra vez. Inclinó mi rostro para arriba de vuelta hacia él—. Me gustaría volver a hacerlo en un lugar que no sea tu cuarto de baño.

—Oh, está bien. —¿Estaba pidiendo ir a mi habitación? Estaba bastante seguro que estaba pidiendo que fuéramos a mi dormitorio.

Busqué a tientas la perilla de la puerta durante unos segundos antes de que mi nublado cerebro lograra mover la puerta abierta. Salimos al pasillo oscuro de nuevo, y su mano encontró mi espalda una vez más.

—Lo siento, la luz del pasillo no sirve, y no he tenido oportunidad de cambiarla.

Sus labios estaban justo al lado de mi oído cuando respondió—: No me importa la oscuridad.

Todos los diminutos vellos a lo largo de mi piel se erizaron.

Entramos en la sala de estar, y encendí una luz que funcionaba efectivamente. Mi apartamento era un desván con un plan de piso abierto. Dos paredes eran de ladrillo, y otra estaba pintada de un bonito color ciruela. El techo era alto con tubos expuestos que atravesaban por encima de nosotros. Mi habitación estaba desviada a la derecha, separada del salón solo por una cortina lavanda ya que realmente no tenía una puerta.

𝑷𝒆𝒓𝒅𝒆𝒏𝒅𝒐𝒍𝒐 | 𝑱𝒊𝒌𝒐𝒐𝒌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora