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Ya han pasado dos días desde que se fueron los chicos y desde que admití mis sentimientos por Gavi. 

He hablado con el anteayer, con Pedri y Nico ayer y con Sira, Emma y Ferran los dos días.

-Oye, ¿que comemos? -pregunta mi hermano entrando en la cocina.

-Pues no lo sé -le respondo-. ¿Quieres una ensaladilla?

-Vale.

Abro la nevera y saco una ensaladilla. Es que ahora no me apetece ponerme a cocinar y como mi madre no llega hasta las cuatro. Pois bueno, eche o que hai. (Pues bueno, es lo que hay).

-Sabes Valeria, para comer necesito platos.

-Pues cógelos.

Lucas refunfuña pero se levanta y pone la mesa.

-Entonces, ¿te gusta Gavi?

Me atraganto con la ensaladilla.

-¿Que? Nooo.

-Os vi besaros.

-¿Y?

-Que los amigos no se dan besos querida hermana. 

-¿Me quieres dejar en paz?

-¡Te gusta!

-No.

-¡Si!

-¡Fue la emoción del momento vale! Y ni si quiera sé porque le estoy dando explicaciones de mi vida a un mocoso.

-¡Oye! Soy tu hermano.

-Si lo sé. Y te quiero mucho y tal tal tal. Pero ahora me estás poniendo de los nervios. ¿Puedes centrarte en tu ensaladilla?

-Si señora.

Sonrío y me pongo a comer.

Al terminar voy a mi habitación con el propósito de hacer los deberes y estudiar, pero ese propósito se ve interrumpido cuando recibo llamada de cierta personita que me trae loquita.

Le descuelgo.

-Holaaaaaaa -digo con una sonrisa.

-¿Que tal Valer? -pregunta el contento.

-Por aquí bien, ¿vosotros?

-Todo normalito.

Hago un puchero.

-Quiero mudarme yaaaaa.

-Y yo quiero que te mudes. Te echo de menos.

-Y yo a ti. Bueno a TODOS vosotros -añado porque acabo de ver que Pedri está ahí subiendo y bajando las cejas. Creo que no fue buena idea contarle eso.

-¿Pero aún no sabes cuando te mudas?

-No, creo que para finales de Octubre. ¿Y Pedri quieres dejar de hacer eso?

-¿Yo? -el Canario se señala-. Si no estoy haciendo nada...

Gavi lo corta.

-¡Pero para eso aún queda muchooooo! -protesta.

-Ay Gavi, Gavi, Gavi -dice Pedri-. ¿Desesperado por ver a la novia otra vez?

Le lanzo una mirada fulminante.

-Vale ya me callo enana.

Sonrío.

-¿Que tal está Xavi? -pregunto.

-Bien, ¿estamos en el vestuario quieres hablar con el?

-Vale.

-¡Míster! ¡Que la enana quiere hablar con tigo!

Never ending// Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora