Para Roier y Jaiden era realmente molesto ver como aquellos niños, Híbridos de dragón, eran tratados por sus padres adoptivos, Raramente prestandoles atención y haciendo que algunos quedarán únicamente con una vida por la falta de atención.
Roier er...
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Melisa acomodaba todo en la habitación de el pequeño, este permanecía en silencio mirando a la chica.
-Pequeño, Deja de mirarme como si te fuera a hacer algo-
Melisa volteó a ver a Ramon, este se sobresaltó, pensaba que la chica no era capaz de mirarle debido a que esta parecía muy enfocada en escombrar la cama.
-Perdon-
-No te disculpes, no hiciste nada malo pequeño, Pero mantente tranquilo, no te voy a lastimar-
La chica le sonrió y se reincorporo, lista para abandonar la habitación.
-Estas segura?-
Melisa se quedó quieta, frente a la puerta, volteó un poco su cabeza para ver a el niño.
-Pequeño, Te juro por todo lo que quiero en este mundo, Que no te voy a hacer daño-
-Eso mismo dijo mi padre cuando me adopto, y aquí estoy...-
Roier estaba llorando, Quería tomar el control en ese momento, correr y abrazar a el niño, pero Melisa no le permitía siquiera moverse.
Melisa no se movía, pensaba bien que decir, miraba a el niño, el cuál suspiro y bajo la mirada.
-Buenas noches, Melisa-
Ramon estaba por meterse a la cama, esperando que Melisa se fuera, pero estaba permanecía quieta.
-Mientras yo este aquí, mientras Roier este aquí, Nadie les volverá a hacer daño-
Melisa por fin salió de la habitación, dejando a Ramon solo dentro.
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Todos los chicos seguían a quien era considerado su líder, Cellbit.
El portugués se dirigía directamente a la casa de el oso negro y el guerrero.
Después de tantos días alejados de todos, los portugués entraban a el juego, juego el cuál cucurucho les había informado que existía.
Si bien cellbit tenía que admitir que el oso blanco le daba miedo la mayor parte de el tiempo, en aquel momento fue una gran ayuda.
No había mucha información, únicamente el hecho de que Spreen casi había matado a uno de los niños de la isla.
Si algo tenían en común todos los de el gusto de habla portugués, era que tenían bastante respeto hacia la vida de los niños, respeto el cuál carecía completamente la vida de un adulto, los cuales estaban completamente libres de matar dentro de su retorcido sentido de la moral.
Era obvio que todos se habían molestado bastante al escuchar sobre lo ocurrido con la pequeña niña, Flippa. Pero más les había Molestalo el hecho de que Cucurucho les anunciará que Spreen estaba dispuesto a matar a cualquier otro niño para tener devuelta el suyo.
Según su información, la siguiente niña sería la hija de alguien conocido como Wilbur, que actualmente no se encontraba en la isla, y quién vivía junto con Roier y los demás.
Claro, también habían sido notificados de que Roier había reunido a más de una familia en su casa, que actualmente parecía una mansión dentro de sus muros en forma de castillo, fuera de Vegetta y su esposo, Roier se veía actualmente como el más imponente en la isla, cosa que a Cellbit le gustaba demaciado.
Saber que aquel chico de el cuál lo primero que le habían informado era que había Sido traicionado y era un completo idiota, ahora era uno de los pilares y el dueño de un jodido castillo enteró, le daba un orgullo y para que negarlo, le encantaría ser dueño de todo aquello junto con el chico araña.
Ignorando los pensamientos invasores sobre Roier, se percató de que ya se encontraba frente a la casa de Spreen.
Esta era algo pequeña, de piedra, completamente gris, con un ventanal y una puerta de código.
Antes de que cellbit hiciera algo, el ventanal fue completamente destrozado por su compañero, Forever.
Cellbit y Forever compartían más de un sentimiento, pero el más notorio era la furia, ambos estaban enojados de que Spreen volviera a lastimar a alguien que para ellos era tan importante, Roier.
Detrás de forever el resto empezó a entrar por la ventana destrozada, que aparentemente no había vuelto a ser reforzada.
Sin mucho esfuerzo, la casa fue completamente destrozada, Los muebles dentro esta y los cofres fueron destrozados por las hachas de el grupo.
En tan solo minutos, el grupo corría de regreso a su basé, estaban felices.
En especial Cellbit, que llevaba consigo una pequeña pelota roja con un símbolo de araña dibujado en ella, le recordaba a Roier, únicamente por ello la había tomado, pues la había encontrado dentro de uno de los cajones de quién sospechaba era spreen, este no merecía tener nada que representará a el chico araña.
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