Para Roier y Jaiden era realmente molesto ver como aquellos niños, Híbridos de dragón, eran tratados por sus padres adoptivos, Raramente prestandoles atención y haciendo que algunos quedarán únicamente con una vida por la falta de atención.
Roier er...
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Jaiden recogía los trastes de la comida con los niños, dejándolos en el fregadero, después le diría a Roier que los lavara.
Le dijo a los niños que fueran hacia arriba, que en un momento les acompañaba.
Cuando vio que estos se fueron, la chica suspiró.
Sintió como sus mejillas se humedecieron, por fin después de todo podía llorar.
No lo había podido demostrar al ver a la niña moribunda, mucho menos cuando la estaba curando o después, pero Jaiden estaba horrorizada.
Estaba asustada, tener una vida tan joven y débil en sus manos, junto con la estabilidad completa de una familia, la familia de el mejor amigo de su hermano.
Tanta presión que de repente Jaiden noto que había estado sobre ella le hizo querer vomitar, se sentía horrible de repente, pero tenía que actuar completamente bien, más teniendo ahora a dos nuevos niños en la casa.
Si bien no era completamente consiente de si Mariana y Juana, o incluso slime si quedarían en casa, Jaiden estaba segura que Ramón lo haría, sabía que ahora tenía a un niño más al que cuidar, más presion y miedo.
Jaiden estaba recargada sobre el fregadero, sentía que si se alejaba e intentaba estar por su cuenta, terminaría cayendo a el suelo.
Estaba tan metida en sus pensamientos, analizando todo lo que de repente había sucedido, que no noto cuando Roier bajo.
Roier le había estado gritando para que abriera a slime, al ver que no respondía decidió baja el para ver si algo malo había pasado.
Al ver a su hermana dentro aún de la cocina, decidió hacercarse y preguntar que sucedía. Al pararse a su lado y mirar su rostro, noto las lágrimas saliendo de sus ojos, junto con el miedo y desesperación que estos reflejaban.
Sin pensarlo mucho, abrazo a su hermana.
Jaiden a eso reaccionó algo alterada, mirando a todos lados hasta toparse con su hermano abrazándola, podía escucharlo balbucear algunas cosas, la mayoría de palabras que entendió era su hermano disculpandose de todas las formas posibles de decir.
La chica abrió sus alas y con cuidado, cubrió a su hermano y a su misma con estás.
-Tranquilo, Estoy bien-
-Siempre dices eso-
Jaiden soltó una carcajada, recargó su cabeza en la de su hermano, se sentía bien así.
Atrás de ellos, Mariana miraba aquellas alas sabiendo perfectamente quien estaba tras ellas.
No quería interrumpir el momento, pero su esposo se encontraba en la puerta y ninguno de los dos o alguno de los niños tenía acceso a puerta de la casa.
-Eh, mien...Roier, Slime está afuera-
Al escuchar la voz, Jaiden rápido cerro sus alas y Roier la soltó, ambos voltearon.
