Capítulo 4

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- ¡Draco! Ponte a comer ya- ordenaba Pansy. Ya se le estaba haciendo costumbre aquella frase y aunque le hacia sentir muy importante en la vida del rubio, se volvía muy estresante tener que cuidarlo como una madre sobreprotectora

Draco apenas escucho su nombre se fijo en donde se encontraba. El Gran comedor, rodeado por sus amigos. Sólo pudo resignarse en seguir picando sus alimentos sin siquiera prestar atención en los murmullos de sus compañeros.

- Basta Draco - regaño Blaise. Tomando muy en serio su papel de padre. Elevó ambas manos en señal de paz al ser fulminado por la mirada asesina que Draco se atrevió a lanzarle. Desde que despertó Blaise  siente que su muy querido amigo en cualquier momento le lanzaría un maleficio. Y no quería tantear su suerte

Después de fulminar con la mirada a su amigo, Draco vio como el trío de oro ingresaban al Gran comedor. Hizo una mueca antes de volver su mirada a la comida que ahora parecía ser más puré que otra cosa. De reojo vio como Blaise no quitaba su mirada de la mesa de los leones, nuevamente ese sentimiento agrio lleno su estómago, deseando poder quitarle los ojos con el cubierto... Pero no. No es un asesino.  Se obligo a calmarse

- tal parece que nos conviene que te pelees con Potter- murmuró Blaise al sentir la mirada asesina del rubio, otra vez

Draco se tragó las ganas de gritarle que todo era culpa de su estúpido consejo.

El plan había fracasado, ahora  Potter  parece haber olvidado hasta de su existencia.

Con el ceño fruncido volvió su mirada a su puré, recordó de nuevo todo ese tedioso mes donde; Malfoy ignoraba a Potter y Potter ignoraba a Malfoy. Simplemente inaceptable.

Inconcientemente dirigió una mirada de reproche hacia el azabache que se encontraba del otro lado del salón, seguía molesto y levemente ofendido al darse cuenta que él era el único en esforzarse para mantenerse en la vida del otro.

Ahí lo vio, sonriendo y platicando con la cara de comadreja menor, muy agusto y risueño... abrazandola muy amigablemente para su gusto.  Apretó los dientes y su mirada de reproche cambio a una de indignación. ¿cómo se atreve a ser feliz, sin él?
Cuando él no logra ni formar una sonrisa falsa.

¡Ho madre mía!

Draco sonrió, justo cuando creyó que  no era capaz de hacerlo, pues  ahí estaba, su Harry, viéndolo...

Sus amigos se incorporaban en sus asientos evitando que otros se den cuenta de lo bipolar que el rubio solía ser.

Su sonrisa se tenso y su corazón se saltó dos, tres, cuatro latidos, cuando los ojos más bellos que jamás halla visto chocaron con los suyos. Su respiración se detuvo por un instante, unos segundos que para él fueron horas. Recuperó el aliento cuando el oji-esmeralda volvía su atención a sus amigos.

Sus mejillas se calentaron, en su estómago sentía miles de aleteos y sus nervios hicieron que derramara su bebida. Ante los reclamos de Pansy, Draco se levantó de su asiento y salió del Gran Comedor con mucha prisa, no quería que nadie le viera de esa manera, arruinaria su imagen.

Todos vieron como el príncipe de las serpientes salía, hasta Harry noto aquello.

Blaise y Pansy se miraron entre si, sin entender

- ¿crees que ya lo sabe?- pregunto el muchacho mientras pasaba un trapo sobre la mesa mojada.

- lo dudo, en su rostro cargaba la sonrisa de estúpido enamorado- respondió Pansy. Hizo una mueca al ver como un Hufflepuf invadía el espacio personal de Potter, y este muy ansioso se dejaba abrazar- y debemos evitar que se entere - murmuró mientras fulminaba con la cabeza a la pareja más acaramelada del año.

drarry, es un buen apodo para nuestro amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora