8. Pequeño grande jardín

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Lo había echado a perder todo con Kaede. Solo salió corriendo y ya, nada, lo peor era que ahora estaba totalmente perdido. 

La larga caminata que tuvo se le hizo infinita, era como estar perdido en un laberinto, era como si de la nada se hubiera teletransportado a otro lugar. Se encerró en el baño por horas. Él no tenía idea de qué hacer en ese momento, pero por fin decidió salir. De seguro un meteorito había matado a todos excepto a él.

Caminó. Caminó infinitamente otra vez, cabizbajo y con mareos causados por la poca resistencia deportiva que quedarse durmiendo por tantos meses le causó. Odiaba por completo que muchas personas le dijeran que hubieron casos peores. En realidad nadie le había dicho eso, ya que nadie la hablaba, pero él escuchaba a las estúpidas enfermeras hablar mientras creían que dormía. Básicamente por eso se enteró de muchas cosas. 

En un punto ya no le importaba mucho si llegaría a algún lugar, solo si llegaba rápido. Tal vez debería buscar la azotea y descansar allí o algo así.

Agacho su cansada mirada, y allí estaba, una pequeña hoja casi marchita.

En el hospital no había hojas... que raro. 

Siguió caminando.

Es tonto, tal vez no tanto, pero es realmente obvio que todos saben de las novedades que pasan en ese hospital, a él le avisaron de que Kiibo despertó, pero... no le avisaron de que Tsmugi despertó. Y según Kaede ya había despertado hace no mucho, o almenos eso intuía por como se refería a ella. Y si...? ¿Y si los demás le habían avisado a las enfermeras que si algo pasaba le avisaran a todos menos a él? Bueno, eso tendría sentido, si en el juego se hubiese comportado como una persona normal y si alguien más se hubiera comportado como un maldito raro, él lo excluiría de TODO, e intentaría cortar cualquier tipo de contacto con esa persona. 

Esto es tonto.

Todo es tonto. 


Se había quedado parado en medio de el pasillo, ¿que mierda le pasaba? 

Levantó la mirada, y logró divisar un pequeño rayo de luz natural muy lejos en el pasillo. Comenzó a correr. 

En el horrible hospital habían muy pocas ventanas, solo luz blanca muy fuerte, lo hacía ver algo tétrico. La luz natural solo significaba una cosa. 

Dobló la esquina lo más rápido que pudo, y logro ver de donde provenía la ya más grande cantidad de luz, era el jardín en donde se había quedado dormido la anterior vez. 

Ese día tenía un poco más de gente, cerca de la entrada se encontraba una melancólica anciana, se veía algo triste, también pudo ver a un pequeño niño que estaba tirando en el pasto, parecía que estaba muerto, pero murmuraba algo, así que si no era el aire que arrastraba la voz de alguien, era ese niño. No les dió tanta importancia a los demás, eran pocos, no se veían interesantes. Solo caminó hacia el lugar más alejado que vió, ese gran árbol, fue donde se durmió la anterior vez.

El árbol tenía sombra, pero no tanta, habían pequeños agujeros entre sus hojas que hacían que rayos de luz lo atravesaran, no tanto, era perfecto. El ambiente era calmado, la falta de personas ayudaba mucho. Se dirigió a la parte posterior del árbol, donde había estado la anterior vez.

Bueno, si lo piensa no todo es tan malo, en el futuro muy lejano solo será un pequeño recuerdo, un gracioso recuerdo, tal vez en ese futuro se ría de lo patético que fue. 

...

Okey... eso no lo hace sentir mejor. No caminó tanto para no llegar a nada. Ya estaba echado en la parte de atrás del árbol, tenía que pensar en algo.

Al salir del hospital - Saiouma postgameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora