De verdad era un tonto. Agh. Lo había arruinado todo, otra vez. Ahora Shumai pensaría que es débil, indefenso o algo así. Seguro ya estaba yendo a contarles a todos lo estúpido que era, seguro uno de ellos iba a ir a asesinarlo o algo así.
Mierda.
Porque estaba llorando?
Caminaba lento por los pasillos, deseando que nadie lo encontrara en esa situación. Realmente solo quería irse de ese lugar lo antes posible. La luz de la luna adornaba los oscuros pasillos, no sabía que hora era, pero por la luna, podía inferir que ya era tarde.
Al llegar a su habitación, no pudo hacer nada más que echarse a su cama, mientras pequeñas lagrimas resbalaban por sus mejillas. Panta se había acurrucado al lado de él, no podía hacer más que eso.
Realmente ya no sabía porque estaba llorando, solo sentía un profundo dolor en su corazón.
Despertó en un campo, lleno de flores de todos los colores, la vista era realmente bella, pero no tenía idea de porque estaba allí, no recordaba mucho lo que había pasado antes, solo que sentía un dolor inmenso, y que solo quería que todo acabara. Y ahora estaba en ese lugar, que se le hacía extrañamente familiar, le traía una especie rara de paz, no sabía que era.
Volteó la mirada, y se encontró con una extraña cabaña, por lo que veía, no había nadie más que Panta, quien descansaba en la entrada, disfrutando del sol.
- ¡Hey, Ouma, te estuve buscando!- Gritó Shuichi, quien se acercaba corriendo, con una hermosa sonrisa dibujada en su rostro, al verlo, todas esas dudas se disiparon, no tenía sentido tener miedo si estaba cerca de él.
Él también se acerco, se sentía diferente, con más... ¿felicidad? ¿Qué?...
No lo pensó mucho, simplemente se lanzó hacia él, y le dio el abrazo más fuerte que nunca antes había dado, Shuichi correspondió de una forma gratificante hacia él. Luego de unos segundos, Shuichi se separo y se acerco aún más, muy lentamente, y mirando sus ojos.
Sentía su respiración en su rostro, se sentía extraño, probablemente si fuese otra persona lo hubiera empujado, pero en ese preciso momento solo podía observar expectante esos preciosos ojos color miel que con tanto amor solo lo veían a él. Sabía que los ojos de Shuichi solo lo mirarían así a él, y a nadie más.
Estaba perdido en esa intensa mirada, hasta que un pequeño roce en sus labios lo trajo de vuelta al mundo. Shuichi lo había besado. Sintió mil mariposas en su interior, se sentía la persona más dichosa del universo entero.
Nunca hubiera imaginado que los labios de Shuichi podrían ser tan cálidos, ni que él estuviera tan lleno de amor para darle, solamente a él, sentía que se iba a desmayar de la felicidad.
El viento soplaba suavemente a la distancia, el sol se ocultaba lentamente, tiñendo el cielo de un color que antes muchas angustias le había traído, pero que ahora, le traían una inmensa paz.
Shuichi se separó, y lo miró a los ojos.
- Perdón por todo, de verdad, te amo Ouma.
Tras decir esto se lanzo nuevamente a él, dándole un beso más largo, y mucho más lento. Sus labios rozaron suavemente al principio, como si estuvieran explorando un terreno al que no habían explorado hace mucho tiempo.
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Al salir del hospital - Saiouma postgame
RomanceKokichi despertó en una habitación de... hospital? ¿Su plan había funcionado? ¿Acaso estaba vivo? Bueno, cuando se encontró con los demás él definitivamente hubiese querido haber muerto. Todos lo odiaban. Ahora él solo tiene una cosa en mente, sal...