Pier Abbey

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Pier y Max están en la pista de skate practicando en las rampas. El sonido de las ruedas sobre el concreto y las risas llenan el aire.

Max: Pier grábame haciendo un kickflip.

Pier: Voy.

Mientras Max se prepara para su truco, Pier se pone en posición para grabarlo con su teléfono.

Max: Esto va para instagram, me voy a llenar de putas amigo.

Pier: Jaja olvídate, van a enloquecer.

Después de un rato, Max sugiere la idea de faltar a clase y continuar patinando todo el día.

Max: Podemos saltarnos las clases y pasar el día en el skatepark.

Pier: No sé, Max. Además, tengo una prueba de literatura más tarde.

Max acepta la decisión de Pier y juntos se dirigen hacia la escuela. Al llegar, se encuentran con Rocco, Atenea y Agos, amigos de Max.

Rocco: Amigo, ¿como fue hoy?

Max: Estuvo bien. Pier y yo hicimos algunos trucos.

Agos: Hola. Pier, no?

Pier: Sí. Un gusto.

Pier agradece la bienvenida y todos continúan su camino hacia sus respectivas clases. Pier ingresa a su clase de literatura y se sienta, aunque su mente no está completamente enfocada en la tarea que se le ha asignado. En cambio, comienza a escribir letras de canciones en su cuaderno.

Mientras está absorto en su escritura, siente un empujón repentino que lo hace tambalearse.

Pier: ¿Qué te pasa, idiota?

Chico: Cálmate nene.

Pier, enfurecido, se levanta rápidamente y se enfrenta al chico. Sin decir nada lanza una piña hacia su cara.

El chico se prepara para responder, la tensión se acumula rápidamente, y la pelea estalla en el salón de clases. Los demás estudiantes rodean a los dos luchadores, formando un círculo emocionado.

Profesora: ¡Deténganse! ¡Dejen de pelear ahora mismo!

Pier y el chico parecen no escuchar las súplicas de la profesora, inmersos en su enfrentamiento. Sin embargo, en medio del caos, una chica valiente se apresura a buscar al director para solicitar su intervención.

Mientras tanto, Max y los demás observan la pelea con preocupación y sorpresa.

Rocco: Mejor vayamos a buscar ayuda. No podemos dejar que esto se salga de control.

Junto a Max y Rocco, un estudiante llamado Jake se une a ellos y corren hacia la oficina del director. En el camino, discuten la situación con preocupación.

Rocco: ¿Quien creen que gane?

Jake: ¿Es en serio?

Max: Pier, definitivamente.

Llegan a la oficina del director y encuentran a la secretaria ocupada con el teléfono.

Secretaria: Por favor, tengan paciencia. Estoy tratando de comunicarme con el director lo más rápido posible.

Rocco: ¡Es urgente! Hay una pelea en el salón 16B.

La secretaria comprende la gravedad de la situación y finaliza su llamada, tomando nota rápidamente.

Secretaria: Entendido, les informaré de inmediato al director. Por favor, esperen aquí.

Mientras esperan, Rocco y Max continúan conversando.

Rocco: Es bastante impulsivo, ¿no?

Max: ¿Un poco?. Dice sarcásticamente.

Después de unos minutos de tensa espera, la secretaria sale de la oficina del director.

Secretaria: El director los está esperando. Vayan rápido.

Rocco, Max y Jake entran apresuradamente en la oficina del director y le cuentan la situación.

El director va rápidamente hacia el aula y con la profesora de literatura logran separar a los chicos.

En la oficina del director, Pier se encuentra sentado frente a él, con la boca ensangrentada y una expresión de frustración en su rostro.

El director le dice a Pier que se quede ahí sentado y luego lo llamará a su oficina. Pier, incómodo y ansioso por limpiarse la boca, le pide permiso para ir al baño, pero el director lo ignora y entra a su oficina.

Después de unos minutos, Atenea entra a la oficina del director y se acerca a Pier con preocupación en su mirada.

Atenea: ¿Qué hiciste, Pier?

Pier chasquea la lengua: Nada, tranquila. Baja la mirada, avergonzado por la situación.

Atenea, con su mano, levanta su mentón y limpia cuidadosamente la boca ensangrentada de Pier con una servilleta que saca de su bolsillo. Un atisbo de una sonrisa escapa de los labios de Pier, pero antes de que pueda decir algo, se escucha una voz familiar.

Chica: ¡Pier, ¿qué carajos?! ¿Ahora qué?

Pier: ¿Luna? - responde, sorprendido.

Luna se acerca, visiblemente preocupada, y observa la boca de Pier. Le pregunta si al menos ganó la pelea.

Pier: Suelta una carcajada y asiente con la cabeza.

Luna: Mira a Atenea sin tener idea de quién es y confundida pregunta: Hola, linda. ¿Cómo te llamas?

Atenea: Saluda, sonríe y se va sin decir una palabra.

Luna: Veo que es de pocas palabras. ¿Quién es?

Pier: Solo una amiga de Max, no la conozco.

Luna: ¿Quieres que hable con el director o...?

Pier: Sí, por favor.

Luna toca la puerta del director y él responde: Adelante.

Luna: Señor director...

Director: ¡Luna! ¿Cómo estás?

Luna: En realidad, mal. Pier siempre haciendo de las suyas.

Director: Es el colmo que la alumna más correcta y aplicada tenga a su hermano que es todo lo contrario.

Luna: ¿El otro chico está bien?

Director: Sí, está bien. Puedes llevarte a tu hermano. Solo lleva esto a tus padres.

El director le entrega a Luna un acta que documenta lo ocurrido.

Director: Tienen que firmarlo.

Luna agarra el papel y sale de la oficina, toma a Pier del brazo y lo levanta.

Pier: ¿Tan rápido?

Luna ríe: Vamos a limpiarte eso, que no lo tienes muy lindo.

Se acercan a la enfermería y la enfermera, una señora mayor llamada Beatriz, les brinda su ayuda.

Pier pregunta: ¿Y el otro chico?

Luna responde: Está bien.

Enfermera: Veo que volviste a meterte en problemas, Pier.

Beatriz siempre confío en mí, suelo venir a esta enfermería desde que causaba problemas a las 5 años. Diez años después, ella sigue aquí, aconsejándome.

Pier: Lo siento, Triz. El empezó.

Enfermera: Lo entiendo. - dice mientras le aplica agua oxigenada en el labio de Pier - Pero eso no lo justifica.

Pier: Lo se. Dice en tono arrepentido.

Enfermera: Listo, ya estás. Le coloca una curita.

Pier y Luna: Gracias, Beatriz. Te queremos. - dicen agradecidos, al unísono.

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