Búsqueda de perdón

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Viernes, 16:45 p.m.

Pier: Gracias por dejar que me quede aquí.

Max: No hay problema, solo tienes que soportar a Emily.

Pier: Vamos, amigo, ¿otra vez? Sus gemidos se escuchaban desde el otro lado de la habitación, no pude dormir.

Max sonríe: Me divierto con ella.

Pier: ¿Y van en serio?

Max: No lo creo.

Pier: Bien, lo mantendré en secreto si me ayudas con algo.

Max: ¿Lo mantendrás en secreto o tendré que decirte que te vayas de mi casa?

Max y Pier ríen.

Pier: Está bien, lo acepto.

Max: ¿En qué necesitas ayuda?

Pier: Se trata de Atenea...

Max: ¡¿Qué?! ¿Te gusta Atenea?

Pier: No, o sea, sí. Pero es complicado. A veces siento que también le gusto porque entiendo sus señales, ella coquetea conmigo. Pero luego, cuando intento darle un beso o algo así, simplemente se aparta.

Max: Me encantaría ayudarte, amigo, pero Atenea es muy particular. Nunca sabes en qué está pensando.

Pier: ¿Y no puedes preguntarle?

Max: Mmm, yo no, pero tal vez Agos pueda.

Pier: ¿Agos? No sé si confío en ella. Me agrada, pero no somos amigos.

Max: Confía en mí, es mi amiga y sé que si le preguntara, sería disimulada al respecto.

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16:10 p.m.

Sophia, Emily, Karen y Lucrecia paseaban por las calles de Nueva York mientras inmersas en una conversación acalorada sobre Theo y Lucrecia.

Sophia: Theo es un tarado, no entiendo cómo puedes seguir pensando en él.

Emily: ¿Podemos dejar de hablar de eso, por favor?

Lucrecia: No creo que sea un tarado, está pasando por un momento difícil.

Karen: No sé, chicas, siento que Theo es una buena persona, pero parece que tiene una vida bastante complicada.

Emily: Chicas, ¿qué les parece si entramos a esa tienda? -señalando un local atractivo-

Lucrecia: Sí, no se que haré al respecto.

Karen: Deberías hablar con él, decirle que lo entiendes y que...

Sophia interrumpe: ¡No! No hables con él, él debería ser quien te busque a ti. No puede dejarte así y esperar que tú vayas tras él...

Emily interrumpe nuevamente: ¡CHICAS! No puedo creer que no me estén escuchando, llevo media hora tratando de hablarles.

Lucrecia: ¿Qué?

Emily: Vinimos a buscar ropa, ¿por qué seguimos con este drama? Llevamos horas hablando de lo mismo. Lu, amiga, si quieres perdonarlo y hablar con él, ¡simplemente hazlo! Ya te hemos dado mil consejos.

Karen y Sophia asienten: Estamos de acuerdo.

Emily: Ahora que me prestan atención... Me encanta ese par de jeans, ¿entramos a la tienda?

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