8

615 79 4
                                    

Los chicos se encontraban en un puesto donde vendían peluches. No sabían cuál elegir, ya que todos eran bastante lindos.

—Creo que el muñeco de la derecha es bonito —comentó Changbin, señalando un tierno peluche.

—Pero yo prefiero el que está en el lado izquierdo —respondió Minho, observando el otro con atención.

—¿Cuál es el problema contigo? —preguntó Changbin, ligeramente exasperado.

—Entonces elijo el de la izquierda... para ti, Changbin, como agradecimiento por haberme traído aquí. Y el de la derecha es para mí —dijo Minho, con una sonrisa juguetona.

—Entonces iré a pagarlos —respondió Changbin, marchándose hacia la caja registradora.

Aprovechando que Changbin se alejó, Minho tomó del brazo a Han y lo llevó hasta la entrada del mercado. Al llegar allí, Han se zafó rápidamente de su agarre.

—Hyung, ¿qué estás haciendo? —preguntó Han, desconcertado.

—No lo sé... simplemente no me gusta cuando estás con Changbin —admitió Minho, con un tono de voz que revelaba cierta frustración.

—¿Por qué? —preguntó Han, mirándolo con curiosidad.

—Ya te dije que no lo sé. Necesitas elegir si ir con él o conmigo. Si lo eliges a él, me iré a casa —respondió Minho, sin mirarlo a los ojos.

—Yo...

—¡Oh, aquí están! Los estaba buscando a los dos —interrumpió Changbin, regresando con los peluches en la mano.

—Estaba bastante lleno ahí, así que te estábamos esperando aquí —respondió Han, tratando de sonar despreocupado.

—¿Tienes hambre? Te puedo llevar a probar el famoso pescado a la parrilla —ofreció Changbin, animado.

—Es buena idea —respondió Han, sonriendo ligeramente.

—Chicos, me voy a casa ahora —dijo Minho de repente, alejándose un poco.

—¿Por qué no te quedas? Vamos a comer —insistió Changbin, tratando de detenerlo.

Nadie sabe cómo pasó, pero todo sucedió tan rápido. En cuestión de segundos, un chico agarró a Han por el cuello, rodeándolo con una navaja y alejándolo de los demás.

—¡No se acerquen! Necesito que mi esposa y mi hijo entren en razón, o este chico morirá —amenazó el desconocido, con la voz temblorosa.

—Escucha, está bien... parece que amas a tu familia —comenzó Minho, tratando de mantener la calma.

—Por supuesto, si no, esto sería extraño —respondió el chico, apretando más la navaja.

—Tú amas a tu pareja, y yo también. Sucede que... él es mi novio. He intentado ganarme su corazón desde hace mucho tiempo, y lo amo tanto... ¿puedes llevarme a mí en su lugar? —suplicó Minho, avanzando lentamente.

—Harás un truco cuando lo suelte —dijo el chico, desconfiado.

—No, no lo haré. Nadie aquí te está engañando, solo te estoy diciendo la verdad —insistió Minho, manteniendo la distancia.

Minho se acercaba poco a poco, pero el chico lo notó y presionó más la navaja contra el cuello de Han, obligando a Minho a retroceder.

—Puedes apuñalarme con eso, pero no puedo soportar ver a alguien que amo ser herido. Es mejor morir... En toda mi vida, nunca hice algo bueno por él. Te estoy implorando, esta es la primera vez que puedo hacer algo bueno por él. Llévame a mí en su lugar y libéralo —rogó Minho, con desesperación en la voz.

El chico comenzó a aflojar el agarre, y en ese momento, Changbin y Minho se abalanzaron sobre él, hasta que llegó la policía y se lo llevó.

...

Minho se encontraba sentado en una banca después de hablar con los familiares del chico, cuando Han y Changbin se acercaron a él.

—Me dijeron que no es un indigente... es un paciente psiquiátrico fugado —explicó Minho, con voz apagada.

—¿Y la familia de la que él estuvo hablando? —preguntó Changbin, confundido.

—No existe ninguna familia, solo estaba en su imaginación. Dijeron que siempre dice eso —respondió Minho, suspirando.

—Es un alivio que Han no esté lesionado —comentó Changbin, con alivio.

—Bueno... ¿podemos dar por terminado el día? —sugirió Han, cansado.

—En realidad, necesitamos ser interrogados, pero pueden irse a pasear. Yo me encargaré de esto —dijo Minho, tratando de sonar tranquilo.

—Quédate con nosotros —insistió Changbin.

—Estoy bien, mira a Han. Llévalo a comer algo para consolarlo. Hemos pasado por muchas cosas hoy —respondió Minho, con una pequeña sonrisa.

—Entonces llámame si necesitas algo —dijo Changbin, antes de alejarse con Han.

...

Minho había caminado un poco, pero decidió sentarse y mirar sus tenis, que ahora estaban más rotos que antes. En ese momento, vio a Han acercándose.

—Te dije que ya estaban viejos —comentó Han, con una leve sonrisa.

—¿Dónde está Changbin? —preguntó Minho, sin levantar la vista.

—Tuvo un asunto repentino —respondió Han, tranquilamente.

—Entiendo... ¿entonces soy tu segunda opción? —dijo Minho, con un tono sarcástico.

—Está bien si no quieres estar conmigo —replicó Han, bajando la mirada.

—Si dejo que un chico como tú pasee por aquí solo, seguramente te perderás —dijo Minho, suspirando.

—Toma esto, te traje algo —dijo Han, entregándole una bolsa de regalo.

Minho la tomó y sacó de ella unos tenis completamente nuevos. Luego, dirigió una mirada sorprendida a Han.

—Bueno, son para ti porque me ayudaste... ¿cierto? —dijo Han, algo tímido.

—¿Te diste cuenta de eso? —preguntó Minho, con una sonrisa.

—Deja de hablar... ¿los tomas o no? —respondió Han, impaciente.

—Los tomo, por cierto, una pareja no puede regalarse zapatos o ellos romperán —dijo Minho, burlón.

—Eso es perfecto, yo no soy tu novio —replicó Han, con una media sonrisa.

Mecánica del amor /ADAPTACION/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora