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Llegamos a la fiesta, todavía tomados de la mano. Las luces de colores hicieron daño a mis ojos al entrar al local, y la música a gran volumen retumbó mis oídos.
Vi a un montón de gente charlando, algunos bailando. Distinguí a Cartman, simplemente mirando hacia nuestra dirección. Después de aquella pelea, no volvieron a haber conflictos. Luego la distinguí a ella, Wendy.
Kyle dejó ir mi mano, la sentí fría. La pelinegra se acercaba más y más, sonriente. Yo, a cada paso que daba, me entristecía más.
—¡Stan! Pensé que no vendrías.— se enganchó a mi brazo, calmé mis ganas de alejarme —Hola Kyle.—
—Hola Wendy, estás muy guapa.— amable apuntó con una sonrisa de cortesía —Ya os dejo solos. Si necesitáis algo estaré por aquí.—
Esa expresión de pena. Se alejó pesadamente, con esa puta expresión triste en la cara. Quise agarrarle del brazo, pedirle que no se fuera, que podíamos hacer pareja y mandar a Wendy a la mierda. Pero no pude. Sería una falta de respeto, tanto para la chica que tenía pegada a mí, tanto para él que me pidió que fuera con ella.
Por lo tanto, vi sus rizos perderse entre la multitud de gente. Mi pecho se estrujó, pensé en que dejaría el pueblo atrás esa misma semana. ¿Se perdería él así entre mis recuerdos?
—Stan, ¿estás bien?— caí en qué se habían formado lágrimas en mis ojos cuando la muchacha me preguntó
—Sí, estoy bien.— forzando mi mejor sonrisa la miré —¿Vamos a por alguna bebida?—
Ella satisfecha asintió, apegándose más a mi brazo al comenzar a caminar hacia las mesas con comida. Como un caballero le serví la bebida, le acerqué la comida a la boca como un cliché.
Nos alejamos un poco, cerca de una esquina. Había poca gente y la música resonaba cerca. Se me acercó más de la cuenta, tambaleándose un poco al ritmo de la música. Colocó mis manos en sus caderas, apegando más nuestros cuerpos. Bailando lentamente, me miró a los ojos.
—Esto era lo que necesitábamos, ¿no? Un momento para nosotros. Me alegro de que hayas vuelto, Stan.—
Su respiración se juntó con la mía, su rostro estaba demasiado cerca. Me iba a besar. Yo me quedé quieto, sin ganas de seguir el rollo o apartarla. Pero le vi.
Por el rabillo del ojo, le distinguí entre la gente. Podría reconocer ese lindo rostro pecoso entre toda la población mundial.
Miraba hacia otro lado, con esa mueca apagada.Giré mi cabeza hacia él, así rechazando también el beso de la muchacha de cabellos negros. Cerré mis ojos, extendiendo una mano hacia ella cuando sentí que iba a hablar, callando sus palabras.
Sorbiendo mi nariz, me hice paso entre los adolescentes a paso rápido, buscando la salida. Abrí las puertas exteriores y eché a correr hasta la parte trasera del instituto. Allí, donde siempre fumaba con el pelirrojo, me derrumbé.
Mis rodillas dieron con el suelo cuando dejé escapar mis lágrimas. Tapé mi cara con mis manos, tratando además de controlar mi respiración agitada.
Escuché unos pasos rápidos aproximándose, no quise comprobar quién era.
—Stan.— Kyle se acercó a mí, rodeándome con sus brazos —¡Stan! ¿Qué te pasa?—
¿Qué me pasaba?
—Yo...—
Me limité a colocarme mejor entre sus cálidos brazos, abrazando su cuerpo también. Solté mi llanto en su hombro. Agarré fuertemente su espalda, arrugando su chaqueta.
—Me voy a mudar.— noté su peso debilitarse —Dentro de dos días me voy de South Park. Tengo mucho miedo, y no quería decírtelo.— sentí como me sujetaba de los hombros, apartándome para ver mi cara
—¿Qué?— con un hilo de voz preguntó
Su voz se rompió, y vi como en sus ojos estaban acumulados lagrimones a punto de resbalar por su cara. Podía ver en su cara confusión, y sobre todo, sufrimiento.
Le volví a abrazar con fuerza, notando como mi hombro se humedecía poco a poco. Le había hecho llorar, joder. Yo hice lo mismo involuntariamente, una presión insoportable instalándose en mi pecho, creando un vacío en mi cuerpo.
Nos mantuvimos allí, tirados en el suelo abrazados entre el llanto, música de la fiesta sonaba de fondo.
¿Luego que sería de nosotros?
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S M O K E ☆ style ¡
Fanfiction───── ⋆⋅☆⋅⋆ ───── it's just a cigarrette and it harms your pretty lungs ───── ⋆⋅☆⋅⋆ ───── La vida de Stan Marsh era una miseria. Su vida, y él mismo. Todo a su alrededor se evaporaba como el humo. Sólo necesitaba una vía de escape, algo que lo alej...