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Me desperté en la cama, con los ojos llenos de legañas y el corazón machacado. Me había dormido llorando y, como pensase en lo ocurrido el día anterior, también me despertaría con lágrimas en los ojos.
Con un poco de dolor, hice memoria para poder ver esos lindos rizos rojos en mis pensamientos. Tras haber estado llorando abrazados, nos levantamos en silencio y nos fuimos. Al pasar la puerta hacia la calle me agarró fuertemente de la mano, se mantuvo así todo el trayecto hasta mi casa.
Angustiosamente solté su cálida mano para abrir la puerta de mi casa, me volteé para despedirme. Él tenía esa expresión de tristeza pura y los ojos todavía acuosos.—Vendré a despedirme dentro de dos días cuando te vayas. Y mañana es sábado, si quieres verme me llamas, ¿sí?—
Luego de decir esas palabras, cerró fuertemente sus ojos, estaba aguantando el llanto. Sin más se dio media vuelta y se fue.
Yo mismo apreté los ojos tratando de evitar que mis lágrimas cayeran por mi cara. Fue mala idea recordarlo.
Me fijé en el gotelé del techo como siempre que estoy deprimido en mi cama. Algunos rayos de sol se colaban a mi habitación, iluminando el espacio de forma tenue.
Con un vacío carcomiendo mis entrañas me senté en el colchón, buscando mis zapatillas con los pies. Fui al baño y, sin siquiera mirarme al espejo, me lavé la cara, pensando en lo mucho que me apetecía un cigarro.
Ya había adquirido una leve adicción al tabaco, predecible al fumar cada día.
Una gran ansiedad hizo que comenzara a morderme el labio. Necesitaba un cigarro.¿Quién estaría disponible a las nueve de la mañana un sábado? Pensé en Kyle, lo descarté al momento. Sería demasiado doloroso encontrarme con él ese día, terminaría llorando de nuevo. En mi mente apareció el rostro de aquel chico gótico con mechas rojas.
Me vestí con lo primero que encontré, sumé mi chaqueta marrón habitual para protegerme del fresco mañanero. Silenciosamente salí de mi casa, notando el leve frío gracias a la escasez de los rayos del sol, que apenas salían.
Mis pasos decididos me llevaron a ese bar habitual. Los góticos siempre estaban ahí bebiendo café y hablando del sufrimiento de la vida. Entré al establecimiento, haciendo sonar la campanita de la entrada.
—¿Estás tú solo?— pregunté al aproximarme a la mesa en la que estaba, me senté a su lado en aquel sillón
—Los demás góticos desayunan en su casa.— con cara de pocos amigos me miró, seguramente no había pasado mucho tiempo desde que se había despertado —¿Quieres algo?—
—Bueno...— le vi rodar los ojos, tomando un sorbo de su café solo —Necesito fumar.—
—No comparto con conformistas.— su ceño se frunció, acusador
—Sabes que soy capaz de suplicarte en el suelo.— sus ojos se abrieron, recordando esa vez que me arrodillé en la calle suplicando por tabaco
—Está bien, joder. Vamos fuera.— dejó su taza a medio beber en la mesa y se levantó
Salimos, la campanita volvió a sonar. Dimos la vuelta al local, quedando donde los cubos de basura. Pete se recargó en la pared mientras me extendía un cigarrillo con una expresión de querer matarme.
—¿Y Kyle? ¿No le pides a él o es que no está despierto?— preguntó encendiendo ambos cigarros
—No sé si está despierto. El caso es que mañana me voy de South Park, y sería demasiado doloroso para mí verle hoy sabiendo que a partir de mañana no le veré más, o eso creo.—
El chico hizo una expresión rara, creo que quería expresar preocupación. Abrió sus ojos y me alcanzó con su mano, posándola en uno de mis hombros.
—No jodas.— supongo que no le salían las palabras, divertido asentí —¿No te veré más? ¿Por qué no me lo has dicho?—
—De hecho Kyle se enteró apenas ayer. Me daba miedo decírselo a la gente, no me gustan las despedidas.— suspiró y miró al suelo, a sus zapatos
—La vida está llena de sufrimiento.— se colocó el pelo —¿Así que vais a cortar?—
confundido curvé mi boca, le miré raro—¿Cortar?— sentí mi cara calentarse al reparar en el significado de eso —¡Tío, no estamos saliendo!—
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S M O K E ☆ style ¡
Fanfiction───── ⋆⋅☆⋅⋆ ───── it's just a cigarrette and it harms your pretty lungs ───── ⋆⋅☆⋅⋆ ───── La vida de Stan Marsh era una miseria. Su vida, y él mismo. Todo a su alrededor se evaporaba como el humo. Sólo necesitaba una vía de escape, algo que lo alej...