FINAL

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Minho llegó un día mas a su casa, cansado de la universidad, de su mamá y de no poder ver ni besar a su novio, tomó su celular mientras se sentaba en su escritorio, era hora de escribirle a Hannie avisando que ya podían hacer llamada, su novio le respondió a los segundos mandándole un link, Minho rápidamente abrió su laptop y la prendió para meterse en la llamada con su novio.

— Hey Hannie... —Dijo con una sonrisa plasmada en el rostro, era lindo ver a su chico, el parecía tener cara de cansancio—. Hey ¿Estas bien?

— Honnie, no logro resolver un ejercicio de matemática, estoy estresado...

— ¿Quieres que te ayude, corazón?

— ¿Crees poder? —Dijo con un tono juguetón con ganas de burlarse de él—.

Minho sonrió y decidió seguirle el juego, se dejó caer sobre la silla cruzándose de brazos.

— ¿Estás llamándome bobo, enano? —Minho respondió con el mismo tono juguetón que Han había aplicado en el—.

Jisung no pudo evitar morderse el labio ante la vista que tenía, su novio... ahora mismo tenía puesta una camisa de compresión negra que marcaba dus pectorales junto a sus brazos y ni hablar de ese calentador gris que le había mandado cuando cumplieron 4 meses de noviazgo, resaltaba sus muslos. Era inevitable para Han no crear escenarios donde Minho lo tomaba por la cintura para colocarlo en sus muslos y besarlo.

— Si la bota te queda...

— Maldito, cuando te vea voy a besarte hasta dejar esa boquita roja y no puedas decirme bobo nunca más.

Para Minho no pasó desapercibida la forma en la que Han lo miró, encendió todos sus sentidos. Pudo ver sus labios brillar, seguro tenía ese labial de fresa puesto, ese labial que tanto le encantaba probar. "Vaya desperdicio, debería yo poder quitarle ese brillo" pensó.

— Mmmm... pura palabra, no se amor, cuando nos veamos —El moreno soltó un suspiro mientras seguía intentando resolver su ejercicio—.

— Pronto, amor —Respondió Minho intentando animar un poco a su novio, sabia que era complicado—.

Minho y Jisung hablaron dos horas, una gran tortura para la mamá de Minho, pues no lograba conciliar el sueño. Irene ya se encontraba harta de las llamadas nocturnas que hacían esos dos, para era era insoportable escuchar risitas cómplices hasta tales horas de la madrugada, había decidido ponerle fin a eso.

A la mañana siguiente Minho fue a desayunar, se sentó en la larga mesa junto a su madre, no tenia muchas ganas de comer, pero tenia que hacerlo para poder ir al gimnasio sin desmayarse. Lee había encontrado cierto escape en el ejercicio, ahora jugaba fútbol los fines de semana con sus nuevos amigos, iba al gym en las mañanas, cuando tenía tiempo practicaba tenis, como dije antes, era su escape.

— Buenos días Minho —La voz de su Irene le dio la bienvenida, tan fría como siempre, ni lo regresó a ver cuando se dirigió a el—.

— Buenos días mami —Respondió Minho regalándole una pequeña sonrisa. Minho amaba a su madre, sabía que algunas veces podía ser algo distante, pero entendía su forma de querer—.

El desayuno prosiguió de forma normal, con una que otra pregunta por parte de ambos, cuestionándose como estaba pasando el otro. Minho terminó de comer y se levantó de la mesa recogiendo su plato para lavarlo el mismo. Irene había notado esos pequeños cambios en Minho, sonrió con algo de calidez ante el pensamiento de que Australia había sanado a su hijo, le hizo bien, así como lo hizo con ella en su juventud.

— Minho, cariño, esta noche ven a las 8 en punto, quisiera hablar contigo de un par de cosas —Irene se dirigió a el para hablar con un poco más de seriedad—. No te atrevas a llegar tarde porque a las 10 tengo una gala.

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⏰ Última actualización: Jan 03 ⏰

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¡Felix, no me agrada tu hermano! ও MiɳsuɳgDonde viven las historias. Descúbrelo ahora