•| Capitulo 18 |•

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Lo nuestro.

Flashback.

Narrador omnisciente.

Días y semanas habían transcurrido después del encuentro entre Annabeth y Ferdinand, la castaña sobre pensaba el que si lo volvería a ver en alguna otra ocasión.

La fiesta de el aniversario de la familia Winchester se llevaba a cabo, mientras que todos en la fiesta se mantenían atentos incluyendo la ojiverde por cualquier indicio de alguna nueva emboscada, después de lo sucedido en la base, habían transcurrido algunos eventos catastróficos que no llegaban a tanto, pero que si dejaban varios hombres muertos en aquellos lugares.
Un enemigo rondaba pero después de algunos días dejo de mostrar señales de el, algunos allegados al señor Antonio mencionaron que lo habían liquidado mientras que otros decían que solo estaba esperando algún momento oportuno para atacar.

Mientras que Annabeth se mantenía distante en la fiesta, unos pasos la alertaron pero al darse vuelta una enorme sonrisa se dibujo en su rostro.

—Hola, annabeth. —saluda el ruso mientras que la mujer frente a el solo lo miraba bastante sorprendida.

—¿Ferdinand?, pero ¿que haces aquí? — le pregunta la muchacha posando sus manos en los hombros del muchacho sintiendo la calidez que le provocaba el que el tomara delicadamente sus muñecas.

—Bueno, ¿que te puedo decir?, nuestros padres son amigos y eso me dió un paso adelante de venir, tenía ganas de verte. Además te ves radiante. —comenta el muchacho, mientras ambos se miraban escuchando cada una de sus palabras que salían de sus bocas.

—¿Querías verme? —le cuestiona la ojiverde con una sonrisa y un leve sonrojo en sus mejillas por el halago de parte del muchacho.

—Escuchaste bien mi respuesta. —contesta con una sonrisa.

Annabeth suelta una risa leve, mientras que el chico frente a ella la miraba con determinación. Ambos sin decir una sola palabra caminan juntos por el jardín mientras que el cálido silencio cobijaba su momento.

—Sabes, últimamente eh pensado sobre como fue que nos conocimos, bueno una batalla cuerpo a cuerpo y después nos ayudamos entre nosotros. —menciona la castaña mientras caminan por el arco de rosas del lugar.

—Si, me tenías contra la espada y la pared, ademas me pareció muy interesante el como peleabas. —responde el muchacho de elegante traje mirando de vez en cuando a la británica.

—Gracias. —

Ferdinand se detiene en seco mientras que la chica lo mira con una ceja alzada, el sonríe por la acción de la muchacha y suspira antes de decir algunas palabras.

—Desde que nos vimos no he dejado de pensar en ti, se que apenas estoy comenzando a conocerte pero quisiera que fuéramos más unidos y el simple hecho de que formemos un lazo fuerte e inquebrantable me deja con una gran dosis de adrenalina.—explica el ojiazul mientras que la mujer lo mira con atención, las manos de Annabeth se posan en las mejillas de su contrario obligándolo a que la mire a los ojos.

—Puedo opinar lo mismo pero con otras palabras, me ha pasado por la cabeza el querer conocerte más de lo que piensas y no sabes lo grandioso que suena eso. —susurra la castaña mientras que ambos se sonríen.

—Ya lo veo. —murmura.

—Tomemos las cosas con calma y tal vez esto de resultados. —le sugiere la ojiverde mientras que el ojiazul lo piensa un momento.

—De acuerdo, pero primero debo de hacer una cosa. —avisa el chico con entusiasmo mientras que annabeth lo mira confundida.

—¿Hacer qu-

Sin esperar un minuto más el rubio estrecha su boca con la de la muchacha, ambos se besan sin decir nada ni separarse, Ferdinand la toma por el cuello mientras que ella por las mejillas.

Un chasquido suena de sus labios al separarse, juntando sus frentes en un momento de silencio que inunda el exterior.

Un grito hace explotar la burbuja en la que se encontraban, Antonio buscaba a su hija por el jardín mientras que ambos jóvenes se miraban intentando averiguar que hacer.

—Tengo que irme. —informa la muchacha caminando en dirección a dónde escucharon la voz de su padre.

Ferdinand toma del brazo a la ojiverde, está lo mira con el ceño fruncido mientras que su mirada azulada le brinda tranquilidad.

—Espero verte pronto, Anna. —comenta el muchacho esperando respuesta de la castaña.

—Lo mismo digo Ferdinand. —susurra la chica dando un ligero beso en la mejilla del hombre frente a ella.

Aquel beso fue la despedida en aquel momento, mientras que ambos suspiraban por el hermoso encuentro que tuvieron, el resto de la velada se miraban de vez en cuando y una invitación a bailar no pudo negarse, algunas sospechas de un romance entre ambos se murmuraban en aquellas paredes y esas personas tenían toda la razón.

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Las semanas se convirtieron en meses y el amor florecía a cada instante, un tiempo después de algunas salidas secretas entre Annabeth y Ferdinand decidieron hacer las cosas de manera formal, por sugerencia de la castaña, el ojiazul debería de hablar con los padres de ella para informarles que estaban pensando tener una relación amorosa entre ellos.

El día habia llegado, mientras que ambos se encontraban nerviosos por la respuesta que podrían darle seguían con la idea de amarse hasta morir. Al entrar en la oficina de su padre, Julieta y Antonio, ademas de Akim y Kira los miraban desconcertados, el ruso carraspeó llamado más la atención de todos los ahí presentes.

—Hemos venido aquí para solicitar su permiso, en especial a ustedes, Antonio, Julieta, quiero tomar la mano de su hija y mantener un romance con ella, nos amamos y estamos dispuestos hacer lo posible por ello. —menciona el ojiazul con nerviosismo, mientras que su novia le acariciaba la mano para darle un poco de tranquilidad.

Una sonrisa se forma en la cabeza de la familia Winchester, Antonio se acerca hacia ellos mientras que su hija lo mira esperando su respuesta.

—El amor es el arma más fuerte, a veces se empuña para herir, pero otras para hacerlo florecer en cualquier adversidad. —dice el castaño observando a la joven pareja.

—Al estar unidos como pareja deben de estar siempre juntos, no importa lo que se les venga encima. —les explica Kira la madre del ojiazul.

—Prometo amarla. —dice el muchacho girando hacia su pareja.

—No tienes que cuidarme siempre, se hacerlo sola ya que soy una asesina demasiado peligrosa. —informa la ojiverde con un ligera sonrisa.

—Ya lo he visto, por eso somos una pareja doblemente poderosa. —avisa el ruso.

Annabeth y Ferdinand se miran con una sonrisa, el tener el consentimiento de ambas familias los movía un paso adelante y eso los hacía crecer como una unión poderosa en todas las circunstancias.

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Buenas, aquí un nuevo flashback, ¿que les pareció los inicios de este romance?
Háganlo saber mientras tanto yo me despido, nos vemos pronto.

Los amo.

Ana. ❤️🌻

Pecado Original.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora