•| Capitulo 24 |•

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Juego perdido.

Narrador omnisciente.

La luz se colaba por las ventanas, annabeth despertaba mientras que el lado donde dormía Marcos estaba vacío, pensó que probablemente habría salido a hacer algunas cosas que debía hacer o simplemente decidió dejarla dormir.

La puerta del baño se abrió dejando ver a Marcos con el pelo húmedo, una sonrisa se dibujo en sus labios al ver a su annabeth despierta mientras que el se acercaba hacia ella, se sentó a su lado y la beso en los labios con amor.

—Tome una ducha y no quise despertarte, te veías tan hermosa durmiendo en mi pecho. —comento mientras que un sonrojo se formaba en las mejillas ajenas.

—Me canse demasiado. —asegura.

—Lo pude notar. —responde mientras que ella baja su cabeza avergondada.

Ambos rien mientras que sus mirada se cruzaban, el hombre se vistió con rapidez dejando que la castaña se duchara para que los dos bajarán a desayunar.

Después de un rato estaban desayunando con algunas miradas y besos que el pelinegro le robaba a su contraria, sus momentos estaban siendo más románticos de lo que ambos pensaban y annabeth pensaba que realmente había encontrado al indicado.

—Saldré un momento, si quieres quedate aquí adentro no tardó. —le menciona mientras que la mujer asiente sentada en uno de los sofás.

—De acuerdo.

El hombre sale de la casa con un rumbo incierto para la ojiverde, ella se encontraba alistando varias de sus armas y una de ellas la guardo como siempre, detrás de su espalda, escucho varios ruidos extraños pero eso no le llamo mucho la atención, se dijo a si misma que probablemente seria alguno de los soldados de Marcos, pero unos balazos sonaron bastante cerca de donde estaba.

—Mierda. —maldijo.

Salió con paso apresurado de la casa mientras que traía su arma en mano, camino con cautela acercándose más y pudo escuchar la voz de Félix al otro lado de la casa.

—¿Dónde está ella? —interroga Félix a Marcos.

El niega mientras que es sometido por el junto a otros dos miembros de los Alcones rojos, la mujer hizo presencia en el lugar llamando la atención de todos los presentes mientras que el de cabellos blancos la miraba con una sonrisa ladina.

—Dejalo ir. —le dice mientras que felix niega.

—No, baja tu arma primero sino el muere. —amenaza mientras que ella lo pensaba muy seriamente.

—No, no lo hagas annabeth. —habla el italiano recibiendo un golpe para que callara.

La castaña levanto las manos en señal de rendición y dejo el arma en el suelo pateando está cerca de Nigerman para que esté la tomara y liberará al hombre.
Con un movimiento de cabeza varios hombres tomaron de los brazos a Annabeth sometiéndola y dejándola de rodillas frente a la casa, intento zafarse de su agarre pero le fue inútil.

—Muy bien hecho, Santoro cumpliste tu palabra. Suéltalo. —hace acto de presencia William caminando frente a la mujer y posándose al lado de Félix.

Pecado Original.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora