✓ |Halley.| Teen Wolf.| Liam Dunbar.

28| Más Malo Que Bueno.

Episodio Veintiocho:

Hayden le dio una mirada escéptica a la chica y al chico antes de salir casi corriendo de su propio lugar de trabajo, su antigua mejor amiga corría detrás de ella, llamándola por su nombre.

─Pedirme que cerrara los ojos fue raro, meterme una varita luminosa en la cara, incluso más raro. Pero, ¿Hombres Lobo o médicos muertos?─. El rubio abrió la boca, a punto de corregir a la chica.

─Los Doctores del Miedo─. Corrigió él, ganándose una mala mirada de ambas chicas.

─Da igual─. Sentenció la de cabello más oscuro. ─Aléjense de mí─. Ordenó, a punto de subir a su auto.

─Hayden, sé que es difícil, pero tienes que aceptarlo. Porque puedes estar en verdadero peligro─. Ella se detuvo, dándole una mirada llena de desaprobación antes de hablar.

─Demuéstramelo─. Halley le dio una mirada casi suplicante a Liam, quien soltó un suspiro antes de bajar la cabeza, cuando la alzó, ya estaba casi convertido, soltó un gruñido.

La chica soltó un grito agudo antes de darle un fuerte golpe en la nariz que lo derribó fácilmente. Halley abrió la boca asustada, mientras su compañera salía huyendo en el auto.

Se agachó en dirección al chico jadeante, a quien le sangraba la nariz.

─Oye, ¿estás bien?─. Él soltó un suspiro, sentándose en el pavimento para limpiar la nariz. ─Lo lamento─. Se disculpó en voz alta.

─¿Por qué? Tú no me golpeaste─. Apretó los labios, con los ojos vidriosos.

Lamento no poder decirte Te quiero, aún cuando es algo que siento.

◎

Scott tocó la puerta del baño en la casa de los Stilinski, dentro de aquel cuarto se encontraba una adolescente que se negaba a salir de ahí. Una quimera.

─¿Y tú? ¿Estás bien? ¿Te hicieron daño?─. Halley negó ante las preguntas de su hermano mayor.

Habían oficialmente escapado de los Doctores del Miedo, quienes querían a Hayden, probablemente para experimentar con ella.

Liam pasó una de sus manos por el hombro de la chica, sonriéndole, tratando de tranquilizarla.

─¿Hayden? Soy Scott─. Informó el moreno, tratando de abrir la puerta. ─Sé que estás asustada, pero solamente... queremos ayudar─. No hubo respuesta.

El mayor se acercó a los adolescentes sentados en la cama de la chica. ─Puedo oír su corazón. Está muy asustada, ¿qué ha pasado?─.

─Estaba bien cuando llegamos. Solo le llamamos a Stiles, y cuando regresamos estaba en el baño─. La chica señaló la puerta cerrada.

─¿Por qué?─. Cuestionó el pálido.

─¿Tengo cara de saberlo?─. Respondió la menor, con los ojos entrecerrados.