46| Mi Amigo Perdido.

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46. Mi Amigo Perdido.











Al principio de todo, es decir, justo después de recibir la mordida, era constantemente halagada por mis grandes habilidades de autocontrol, que poco a poco fueron disminuyendo con el tiempo. Al final, la verdad era que los seres sobrenaturales como yo, solo somos obligados a mantener la cordura, ocultando nuestra verdadera naturaleza salvaje y violenta que nos diferenciaba a todos los seres vivientes. Incluso a la propia humanidad, a las personas normales y comunes. 

Un gran ejemplo en la Preparatoria Beacon Hills era el equipo de Lacrosse durante los entrenamientos decisivos a inicios de temporada, que decidirían los roles de cada uno todo el ciclo escolar durante los juegos. Había sudor, muchos adolescentes engreídos, golpes intencionados que el entrenador pasaba como parte del juego, empujones, gritos y mala vibra en general. Todo esto se incrementaba debido al rumor de que Scott McCall, renunciaría al equipo con la finalidad de buscar un equilibrio escolar más eficiente. 

Y no me malinterpreten, podía jurar que tenía más fuerza que varios de los chicos en el equipo, pero al ser la única chica, la mayoría me tomaba como punto débil y todos buscaban derribarme. Pero un chico en especial, de último año que lucía como un verdadero gigante de 2 metros, que parecía consumir sustancias de dudosa procedencia. Conocía a un par de personas que podrían ofrecerle ciertos servicios. 

Y cuando a ambos nos tocó quedar frente a frente, en busca de la pelota, no pude evitar soltarle un comentario algo burlesco. 

─¿Sabías que los esteroides anabólicos son ilegales en Estados Unidos?─. Recibí una mala mirada por mis palabras, detrás del casco protector. Y cuando el antiguo alcohólico hizo sonar el silbato, la pelota se enredó en mi canasta de manera exitosa. Celebré en voz baja, corriendo en dirección opuesta para lanzar la pelota a alguna persona de mi equipo. 

Sin embargo, el muchacho me derribó de un golpe brusco con molestia, derribándome. Mi cuerpo cayó contra el pasto, lo que me hizo soltar un gemido ante el dolor. Y un enojo intenso se apoderó de mi al escuchar su risa, junto a la celebración de Finstock. Vi rojo mientras corría en dirección a él, con los dientes apretados y la stick prisionera en mis manos. Gruñí, antes de alzar el palo de metal y golpear su rostro protegido por el casco. 

El silbato en la boca de Bobby cayó en su camiseta, boquiabierto cuando el chico cayó al suelo, a mis pies.

─¡Halley!─. Reprendió Scott, quien veía todo a lado de la máxima autoridad. 

─¿Halley? ¿Ella es Halley?─. Escuché la voz del entrenador, medio sorprendido y molesto al mismo tiempo. ─¡Halley, ven aquí!─. Exigió, con la voz grave, casi en un gruñido. Me quité el casco, dejando visibles mis dos coletas de aquel día y solté la stick, caminando hacia el hombre que irradiaba fastidio. ─¿No te había dicho que dejaras de golpear a los chicos?─. Apreté los labios, observando de reojo a Scott, quien ya tenía cara de perrito atropellado. 

   ─Sí─. Admití, en voz alta. 

─Por eso no fuiste guardameta, ni serás capitana del equipo─. Dictaminó, antes de regresar el silbato a su boca, haciéndolo sonar. ─¡Corran alrededor de la maldita cancha, vamos, inútiles!─. 

Pero igualmente, creo que en ningún momento sentí un poco de arrepentimiento. He internamente, eso me preocupó. 





















✓ |Halley.| Teen Wolf.| Liam Dunbar. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora