✓ |Halley.| Teen Wolf.| Liam Dunbar.

30| La Chica Que Sabía Demasiado.

Episodio Treinta:

Ya llevaban cinco días desde entonces. Nadie de la manada había visto a nuevas Quimeras, ni a los Doctores del Miedo. Todos en una misma Preparatoria, fingiendo que nada ocurría. Pero todos parecían saberlo, tan solo hace falta pasarse por los pasillos para notar que nadie sonríe. Nadie parece alegre. Como si tuviesen la sensación de que algo se acerca. Solo que tal vez no saben lo que es, o qué tan malo podría ser.

Y nadie sabía qué hacer al respecto. Probablemente la manada no hablaba entre sí. A veces, estaban tan sumergidos en sus pensamientos que ni siquiera se notaban. Y a algunos como a Malia, le parece bien. Porque no hablar hace más fácil mantener secretos.

O Stiles, a quien le era difícil mentir. Lo más parecido a las mentiras de omisión, probablemente.

Tal vez la peor mentira que llevaban era a Stilinski, porque nadie le había contado aún lo de Parrish. Aunque tampoco éste lo sabe, puesto que no parece recordar que se lleva los cuerpos. Los adolescentes comenzaban a pensar que él solo era muy peligroso si tratas de interponerse en su camino. Si el Sheriff supiera la verdad, sin duda podría interponerse en su camino. Así que Lydia y Stiles tratan de encontrar los cuerpos que se lleva, lo que los llevaría al Nemeton. Si olvidar que la última vez, casi habían sido asesinados por el árbol.

O quizá éste secreto hacía empate con la falta de habilidades de Halley, quien ni siquiera tenía en mente el decirle a su Alfa. Solo lo sabía su chico, su amigo y su hermano, quienes tampoco se molestaban en informarle al moreno.

Todos buscan Quimeras, incluso la policía que interroga a cualquiera con dos grupos de ADN, sin embargo, nadie sabe lo que en verdad buscan. Probablemente hay teorías de que es algo peor.

Y las dos Quimeras que la manada conocía, a Hayden y Corey, van relativamente bien. Sanan rápido y se vuelven más fuertes. No necesitan ningún tipo de ayuda, no la quieren y no podrían obtenerla.

Nadie sabe de Kira. O de Deaton.

Y Halley sabía, podía sentirlo en su nuca. Algo se acercaba, y dudaba ser lo suficientemente fuerte o ágil como para enfrentarlo.

La menor sonrió al sentir las manos ajenas sobre su rostro, acariciándole con suavidad el cabello castaño corto que cubría un poco sus ojos, para verla fijamente. El rubio besó el torso de la mano de la chica, soltando un suspiro junto a una sonrisa.

Ella se acercó a él, cerrando los ojos al sentir  el cuerpo caliente ajeno, bastante cansada a decir verdad. Le dolía todo, pero no se arrepentía.

Liam cubrió el cuerpo desnudo de la chica con la colcha de su cama, para luego abrazarla. Podía escuchar su corazón tranquilo al igual que su respiración, su aroma estaba pegado a la almohada y sábana que les cubría, el chico estaba encantado.

Sus labios temblaron antes de pronunciar unas palabras que pasaban por su mente de vez en cuando, pero últimamente no dejaba de reflexionarlas.

─¿Halley?─. Ella alzó el rostro como de costumbre ante el llamado del muchacho, quien tragó en seco. ─Vámonos─. Ella frunció el ceño ante su petición.