𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 𝙸

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La chica caminó aún con la libreta en sus manos hasta la plataforma del tren. Miró la libreta en sus manos y suspiró; debía devolver la libreta a Edmund, lo sabía muy bien. Sin embargo, no tenía idea de dónde se hallaba el chico, y era casi imposible que pudiera verlo durante el fin de semana. Así que simplemente se había resignado a cuidar el objeto hasta que se encontraran en clases el lunes siguiente.

Y para qué vamos a mentir, tenía muchas ganas de ver qué más contenía.

Edmund ha sido su compañero de clase desde que entraron a la escuela. Sin embargo, nunca ha compartido con él más palabras de las necesarias. No eran amigos ni se odiaban; solo eran compañeros de clase que se llevaban bien. Así que se podría decir que en realidad, durante todos los años que llevaban de escuela, casi nunca se dió la oportunidad de conocer al chico que se ha sentado dos asientos frente a ella desde primer año.

Eso sí, llegó a conocer a sus hermanos. Al menos a los mayores. Susan era su compañera en el club de lectura y muchas veces compartían sus opiniones sobre el libro del mes o se recomendaban lecturas que les podrían interesar. En cambio a Peter, el hermano mayor, lo conoció debido a que un día la golpeó en la cabeza con un balón cuando estaban en receso. Desde ese día, cada vez que se ven en el patio, se saludan con una pequeña sonrisa.

Abrió nuevamente la tapa de la libreta, repasando el nombre escrito con la yema de sus dedos. Realmente le sorprendía lo prolijo que Edmund escribía.

—Es hora de aceptar que vivimos aquí —escuchó a una chica hablar. Luego giró su cabeza para poder ver de quién se trataba —. No sirve de nada fingir que no.

Susan Pevensie estaba ahí, sentada en una de las bancas de la estación junto a sus hermanos. Tomó su tiempo para mirar a cada uno de ellos, topándose de sorpresa con la mirada de Edmund. Volvió su vista al frente incómoda al ser atrapada; estiró su falda con sus manos y suspiró pesado una vez más antes de dejar que sus pies la guiaran hacia donde estaban los hermanos.

Cualquier plan de seguir leyendo el contenido de la libreta se había cancelado.

—Hola —saludó a todos cuando estuvo frente a ellos —¿Cómo están?

—Bien, gracias —respondió Susan.

Lucy, la menor de los cuatro hermanos, sonrió levemente.

—¿Cómo estás, Helena? —preguntó Peter amablemente — ¿Necesitas algo?

Helena sonrió y negó con la cabeza.

—Venía a dejar esto, en realidad —respondió alzando la libreta en sus manos —. Y creo que te pertenece, Edmund.

El chico le dedicó una mirada por primera vez desde que había llegado junto a ellos. Posando sus ojos unos pocos segundos en su rostro antes de ver lo que la chica le tendía.

—Mi libreta —dijo incorporándose para tomar el objeto en sus manos —. No sabía que la había perdido, ¿Dónde la encontraste?

—Estaba en las escaleras —aclaró alzando los hombros —. Seguramente se te cayó.

—Claro que sí —intervino Susan cruzándose de brazos con cara seria —. Se le cayó cuando tiró su bolso para meterse en la pelea.

—¿Pelea? —Helena frunció el ceño —¿Por qué estabas peleando?

Edmund chasqueó la lengua y reposó su peso en la muralla detrás de él.

—Pregúntaselo a Peter.

Helena miró al chico rubio buscando una respuesta.

𝘛𝘩𝘦 𝘚𝘱𝘢𝘤𝘦 𝘉𝘦𝘵𝘸𝘦𝘦𝘯 𝘜𝘴 -  𝙴𝚍𝚖𝚞𝚗𝚍 𝙿𝚎𝚟𝚎𝚗𝚜𝚒𝚎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora