𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 𝙸𝚅

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Lucy despertó sobresaltada al oír el crujido de una rama. Se incorporó con ayuda de sus brazos y ladeó la cabeza confundida cuando vió a Helena salir de entre los árboles al mismo tiempo que refunfuñaba quitándose unas hojas de árbol del cabello.

—Lo siento —dijo Helena en un susurro llegando hasta ella cuando la notó mirándola —. No quise despertarte.

—¿Qué estabas haciendo? —preguntó curiosa la niña. Helena se rascó el brazo incómoda.

—Yo... —frunció los labios —Tenía que ir al baño.

Lucy soltó una leve risa nasal antes de que el sonido de otra rama quebrándose llamara la atención de ambas chicas. Lucy miró confundida a Helena

—Esta vez no fuí yo —dijo alzando los brazos —. Lo prometo.

Lucy volvió a mirar al lugar del que provino el sonido y no dudó en levantarse para ir hacia el punto de origen separándose del grupo.

—¡Lucy! —susurró con fuerza —¿Dónde vas? ¡Lucy!

Como era de esperarse, la pequeña no le hizo caso y siguió adentrándose al bosque por su cuenta. Helena entró en pánico cuando la vió desaparecer detrás de una gran roca.

—Ay no...

Helena giró en su eje sin saber muy bien qué hacer; no podía dejarla ir sola, sin embargo, tampoco podía ir detrás de ella porque lo más probable es que se perdería en el bosque. Así que lo más sensato y correcto que se le ocurrió fué avisarle a uno de sus hermanos para que ellos pudieran pensar en una solución.

Caminó hacia donde Edmund dormía y dudó seriamente en patearlo para que despertara más rápido. Sin embargo, eligió ser una persona decente y arrodillarse para quedar más a su altura.

—Edmund —lo sacudió despacio —. Despierta. Edmund.

—Después podemos jugar, Lucy —se quejó entre sueños —. Solo cinco minutos más.

Helena resopló alejándose de él y yendo hacia Peter para no perder tiempo.

—¿Qué? ¿Helena? —preguntó confundido saliendo del sueño —¿Qué pasa?

—Es Lucy.

El chico se levantó como si fuera un resorte y miró el punto donde su hermana había dormido.

—¿Dónde está?

—Se fué hacia allá —apuntó Helena —. Intenté llamarla, pero no me hizo caso.

—Está bien, Helena —dijo el rubio acomodando el cinturón con su espada alrededor de su cuerpo —. Hiciste bien al despertarme.

La chica asintió y caminó detrás de Peter por si el chico llegaba a necesitar ayuda. De todos modos, no tardaron mucho en encontrar a Lucy ya que no se había ido muy lejos del grupo todavía. Peter se apresuró en llegar hasta su hermana pero Helena sostuvo su brazo para detenerlo cuando vió a un enorme minotauro, como los de los mitos, caminando a unos pocos metros de donde estaba Lucy.

Peter no dudó en correr hacia su hermanita para poder detenerla antes de que hiciera alguna estupidez. Le tapó la boca y la sostuvo con sus brazos antes de ocultarla tras unos arbustos.

Helena llegó junto a ellos a los pocos segundos y vió a Peter poner su dedo índice sobre sus labios en un gesto para que ambas chicas mantuvieran silencio.

El rubio salió sigilosamente de su escondite y sacó su espada por precaución; acercándose lentamente hacia donde estaba el minotauro. Más no pudo avanzar mucho antes de que alguien más saliera por entre los árboles atacando con fiereza.

𝘛𝘩𝘦 𝘚𝘱𝘢𝘤𝘦 𝘉𝘦𝘵𝘸𝘦𝘦𝘯 𝘜𝘴 -  𝙴𝚍𝚖𝚞𝚗𝚍 𝙿𝚎𝚟𝚎𝚗𝚜𝚒𝚎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora