Cap 35 -. Traición

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La noche que acabamos de pasar fue la mejor de toda mi vida, estaba felizmente dormida sobre su pecho mientras me abrazaba por la cintura, podía sentir su cabeza recargada sobre la mía y la enorme paz, tranquilidad e inmenso amor que nos dábamos m...

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La noche que acabamos de pasar fue la mejor de toda mi vida, estaba felizmente dormida sobre su pecho mientras me abrazaba por la cintura, podía sentir su cabeza recargada sobre la mía y la enorme paz, tranquilidad e inmenso amor que nos dábamos mutuamente.

Solté un suspiro y abrí mis ojos con lentitud, gire mi vista con una sonrisa para verlo dormir pero grata fue mi sorpresa al darme cuenta que él ya había despertado y hacia lo que yo deseaba hacer, me miraba descansar con una sonrisa de devoción dibujada en sus labios.

- Hola - saludé recargando mi mejilla sobre su pecho.

- Buenos días, Mi Majestad - tomó mi mano que descansaba sobre su pecho también y la llevó a sus labios - mi Reina, mi todo, mi Lizzy - me sonroje un poco pero estaba feliz y dichosa - ¿Cómo te sientes? - tenía una sonrisa también en sus labios pero sus ojos denotaban algo de preocupación.

- Estoy bien - bostece y tapé el bostezo con mi otra mano - solo algo cansada - comenzó a acariciar mi cabello y se inclino a besar mi ojo tal y como lo hizo la noche anterior cuando una lágrima rebelde se deslizó por mi mejilla cuando me tomó como su mujer.

- Sigue descansando, te traeré el desayuno aquí - beso si cabeza y a regaña dientes lo deje marchar.

Quentin se puso una bata sobre su cuerpo desnudo que era un deleite para la vista, un hombre que entrenaba a diario tenía un cuerpo envidiable y ahora se que delicioso también.

Mientras el se marchaba junto con el chambelán al cierto de baño y se arreglaba para ir por el desayuno, oculte mi sonrojo al cubrirme hasta la cabeza. Después de una media hora más dormida Quentin volvió con el desayuno y comimos juntos en la cama, al terminar Nana (que había llegado con él) se llevó los platos y mi prometido beso mi frente mientras me arropaba y yo volvía a dormir mientras él hiba a trabajar.

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Ya heran cerca de las 10:30 de la mañana y no me sentía agusto estar tanto tiempo en cama, después de todo siempre he sudo muy activa y ahora como Reina mis labores son más grandes y demandantes. Había llamado a una criadas para que me ayudaran a vestirme y algunas parecían estar con expresiones molestas.

- ¿Está el Gran Duque en su oficina? - pregunté de la nada después de que me bañaran y me cambiarán, ahora solo ajustan la tiara.

- Oh, si, si, está ahí, su majestad - respondió algo tensa la criada.

Entre ellas se miraban una a otras y parecían enojadas o diría hasta ofendida por algo, se susurraban cosas que no comprendía y cuando estuve lista les indique que se podían marchar, yo podía ir sola hasta la oficina de Quentin. Cuando estaba a punto de salir las criadas me detuvieron.

- Su majestad - parecía dudar un poco - usted es nuestras Reina, siempre lo será.

Parecían animarme y no comprendía por qué pero aún así solo les sonreí agradecida y gire a verlas, me incline solo un poco ante ellas, cosa que la realeza jamás debe hacer pero yo lo hacía por una única razón.

Una Reina Como Ningun Otra~♡Alicia Inversa♡~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora