Púdrete, Lena

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Kara se miraba en el espejo de la habitación sin poder creerse que realmente estuviera pasando. El vestido blanco que llevaba era hermoso. Su reflejo la deslumbraba y la atemorizaba en igual proporción, pero no podía apartar la mirada de él. 

Estaba sola. Los demás ya se habían marchado al salón para tomar sus lugares antes de que iniciara la ceremonia. Solo le quedaban algunos minutos para salir corriendo, subir a al auto de Alex y no mirar atrás. 

Pero ahí seguía anclada frente al espejo.

No tenía idea de lo que estaba haciendo, y las preguntas no dejaban de saltar en su mente ¿Cómo había permitido que las cosas llegaran tan lejos? ¿En qué momento se metió en este lio? ¿Lo que planeaba era la correcto? ¿Por qué Lena no había dicho simplemente la verdad? ¿Y ahora qué iba a hacer?

Habían pasado la noche juntas. Una noche maravillosa de la que no se arrepentía, pero, ¿se había significado tanto para Lena como para ella? ¿Estaban en la misma sintonía?

Esperaba que si porque estaban a nada de contraer matrimonio.

¿Diría que sí? ¿Era acaso que siempre lo había deseado y por eso no había intentado detener las cosas? ¿De alguna manera se estaba aprovechando de la situación? ¿Estaba aprovechándose se Lena?

Su cabeza iba a explotar con tantas preguntas. Con tantas suposiciones, pero, había estado en los brazos de Lena, había compartido sus caricias y probado sus labios. Se había entregado a ella por voluntad propia y había sido maravilloso. Sin embargo, le inquietaba que Lena se arrepintiera... o peor, que no significara nada para ella.

Antes de que sufriera una crisis nerviosa, escucho que llamaron a la puerta.

Dio un brinco al oír los golpes sobre la madera. No tuvo oportunidad de dar permiso a que entrara cuando la puerta se abrió.

Era Lena.

— Hola— saludo la recién llegada sin mucho ánimo y evitando el contacto visual.

— Hola— respondió Kara bajando la mirada con las mejillas sonrojadas — ¿Qué no se supone que es de mala suerte ver a la novia antes de la boda? Y es doble mala suerte porque en esta boda hay dos novias— intento bromear.

Lena apenas si sonrió.

— Kara yo...

— ¿Estás lista? — la interrumpió yendo por el ramo para completar su atuendo — Yo estoy lista, Lena. Hagámoslo— Kara sonrió — Andando.

— Espera— Lena la detuvo de la muñeca para que no saliera de la habitación. Sus fríos, suaves y largos dedos, le apretaron la muñeca con más fuerza de la necesaria y eso llamo un poco la atención de Kara. Pero, lo que más la inquieto, fue que Lena siguiera sin levantar la cara para que sus ojos hicieran contacto visual — Kara...

La forma en la que dijo su nombre la hizo temblar.

Kara espero en silencio a que Lena dijera algo más. A que la mirara. Pero el silencio que la ojiverde mantenía, no era una buena señal.

Algo había pasado. Algo no iba bien.

— Lena...

— Lo siento— susurro débilmente.

— ¿Qué es lo que sientes?

No hubo respuesta.

— ¿Lena...?

Lena nunca dejo de sujetar la muñeca de Kara y, cuando la jalo para rodearla con los brazos, apretándola fuertemente contra su pecho siguió sin mirarla ni decir nada. Kara no pudo corresponder. Sentía la desesperación en aquel abrazo y fue así como tuvo la certeza de que Lena había cambiado de opinión. Dejo caer los brazos a los costados dándole tiempo a Lena para hablar.

Casate conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora