Casate conmigo

El bebé [final]

Nota del autor: Este capítulo es + 18. Contiene escenas sexuales. No soy muy buena escribiendo este tipo de contenido, pero traté de hacerlo lo mejor posible y espero que haya quedado más o menos decente. Advertidos todos, vamos a darle.

EL BEBÉ.

Kara esperaba en el bar del hotel con un trago a medias que llevaba demasiado tiempo en sus manos. Estaba aburrida, algo cansada y molesta. Nunca estuvo en sus planes tener que esperar sola por más de veinte minutos. No había mucho que hacer porque todas las personas que visitaban en el bar esa noche, lo hacían en pareja. Se entretuvo algunos minutos mirando con discreción a las parejas e imaginándose los escenarios que los llevaron ahí aquella noche. Trató de adivinar quien tendría una noche feliz y a quien regresaría a su habitación con las manos vacías.

Pero el "juego" no duro mucho. Finalmente decidió alejarse de la mesa donde esperaba y se sentó en la barra. Por lo menos desde ahí, podía entretenerse viendo al cantinero preparar los tragos.

Estaba a punto de marcharse, cuando un atractivo caballero tomó el asiento junto al de ella.

— ¿Está ocupado? — le preguntó antes de sentarse.

— No. Adelante. — fue la rápida respuesta de Kara, coronándola con una luminosa sonrisa.

Él, sonrió de igual manera mostrándole sus perfectos y blancos dientes.

El cantinero se acercó de inmediato para tomar su orden.

— Lo que esté bebiendo la señorita.

Kara sonrió antes de llevarse su trago a los labios y el cantinero se retiró con la misma destreza y discreción con la que se había acercado.

— Una tarde agradable, ¿no le parece? — preguntó el hombre.

— Lenta. Diría yo. — respondió Kara con sinceridad.

— Bueno, tal vez lo que necesita es la compañía adecuada para que las horas no se hagan tan largas.

El cantinero se acercó para colocar la bebida delante del hombre que apenas si prestó atención al firmar el recibo para que se realizara el cargo a su habitación.

En cuanto estuvieron de nuevo solos, se acercó un poco más y trató de tomarla de la mano.

— Aparte su asquerosa mano de ella, si planea conservarla pegada a su brazo.

La amenaza vino de otra hermosa mujer de cabello negro, piel blanca y ojos verdes, que de pronto apareció de pie detrás de la rubia.

El hombre y Kara se giraron al mismo tiempo para verla. Él confundido y Kara sonriendo.

— ¿Disculpa? — preguntó él.

La ojiverde ignoró su presencia de inmediato. Tomó a Kara por un brazo y la animó a levantarse de su asiento.

— Nos vamos — le ordenó de forma tajante.

— ¿Y tú quién eres? — preguntó el hombre molesto — ¿Su niñera?

Los ojos verdes de Lena eran veneno líquido. Y con una sola mirada, lo hizo retroceder.

— Su esposa.

El hombre tardo solo otro par de segundos en reconocerla. Nunca antes había entablado conversaciones con la hija de Lionel Luthor, pero su reputación en el mundo de los negocios le era suficiente como carta de presentación en todos lados.

Desconcertado, miró nuevamente a la mujer rubia con la que intentaba coquetear.

Ella sonreía, aparentemente divertida.