Ella no quiere verte

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Kara y Alex cabalgaban por los amplios terrenos que rodeaban la mansión de la familia Danvers, a media tarde de sábado.

Sentir la briza contra sus mejillas y escuchar el galope de su caballo era algo que a Kara la hacía sentir libre por primera vez en semanas.

Se detuvieron en sima de una colina para ver todo el territorio que tenía la propiedad.

— Si sigues corriendo así, vas a lastimar al caballo— le reprendió Alex cuando llego a su lado —Está bien que quieras volar, pero por más rápido que corras al caballo no le saldrán alas.

Kara sonrió de lado y sin proponérselo clavo la mirada sobre su mano izquierda. En su dedo, aun descansaba el anillo que Lena le había dado el día que le pidió matrimonio.

No se lo había quitado. No aún. No podía.

¿Por qué?

La verdad, no tenía idea.

— Extrañaba mucho esta vista — comento volviendo a mirar el horizonte, esperando que Alex no se hubiera percatado de que se había perdido en el brillo de la piedra en su dedo.

— No creo que la extrañaras tanto — dijo su hermana, y luego tomo un trago de agua de la cantimplora que llevaba consigo en la montura — Tenías más de cuatro años que no te parabas por aquí.

— Y por eso la extrañaba— se defendió Kara — Además, sabes perfecto por qué no venía. Papá se puso demasiado intenso con la idea del matrimonio con Mike.

— Era un chico guapo, no puedes negarlo. Lástima que decidiera ser un completo imbécil—Kara no dijo nada más y volvió a mirar el anillo de reojo — Deberías de deshacerte de esa cosa y olvidarte de todo lo que paso.

Obviamente estaba siendo muy evidente su obsesión con la joya que aun portaba.

— No puedo — acepto la rubia suspirando.

— Mejor di que no quieres— acuso Alex — Y es una lástima.

Kara la miro con molestia. Ya estaba algo cansada de escuchar el mismo sermón desde que volvió con ella.

— Sé que es lo que sientes, Kara. Y de verdad lo lamento porque, Lena simplemente no siente lo mismo. Si fuera así ya te hubiera buscado. Sabe dónde vives, tiene tu número, pudo enviarte un correo, contactarte de alguna manera. Pero, no lo hizo, y tú tienes que seguir con tu vida.

Kara no dijo nada, prefirió guardar silencio por ahora, porque sus palabras no tendrían valides ante los argumentos de Alex. De los cuales la mayoría eran ciertos, pero ella aún no estaba lista para aceptarlos.

— Kara... — la llamo — Yo... tengo que contarte algo — Alex se mordió el labio, indecisa de contarle — Tengo que sacarlo — parecía nerviosa y eso despertó la curiosidad en la más joven — Hable con Lena y le pedí que detuviera la boda... — soltó finalmente.

— ¿Tú...? ¿Cuándo?

— El día de la ceremonia. Antes de que empezara— la yegua que montaba se puso nerviosa y dio unos pasos atrás, pero Alex le acaricio el cuello tratando de tranquilizarla, mientras Kara esperaba a que siguiera hablando — Y no se negó— en los ojos de Kara volvió a brillar la ira — La enfrente. La orille. La amenace esperando que te eligiera... yo quería que te eligiera.

Las palabras de Alex la sorprendieron.

— Tal vez no me creas — dijo mirándola a los ojos — Pero lo quería. Quería que me dijera que pelearía. Que lucharía por ti. Pero ella... simplemente se riendo. Simplemente, le puso fin a todo después de que se lo pedí — la yegua dio vueltas sobre su lugar — Yo quiero que seas feliz, Kara. Inmensamente feliz. Y deseo que la persona que elijas para compartir tu vida, se merezca todo el amor que le des. Pero... no creo que logres eso con ella.

Casate conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora