Sam

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Lena miraba desde la terraza de su apartamento las luces titilantes de la ciudad.

Tenía una de las mejores vistas del edificio, si no es que la mejor y le encantaba ver las calles al anochecer. Una selva que despertaba al ocultarse el sol. Tantos diferentes ruidos, tantas vidas entremezclándose. Mientras ella, desde esa vista privilegiada, donde ningún ruido fuerte alcanzaba a llegar a sus oídos. Eran ecos de una jungla de concreto donde intentaba buscar algo de paz después de una semana tan de la mierda.

Durante toda la semana, tuvo que intervenir en cada una de los intentos de su madre por humillar, menospreciar e intimidar a Kara. Sabía que su madre era una perra, y ya se esperaba algo como eso. Pero sin duda se había quedado corta con las maniobras de Lilian.

— Semana complicada, ¿Eh?

La voz de Lex llego detrás de ella. No se sorprendió, pues su hermano tenía llaves del departamento porque allí era donde siempre terminaba después de hartarse de Lois. Claro que Lena no se las había entregado con ese fin. Eran una copia para emergencias.

— Ahora no necesito esto, Lex — le dijo suspirando sin dejar de ver la ciudad.

Lex se colocó a un lado de ella, recargando la espalda en el barandal que delimitaba la terraza, y la miró con una gran sonrisa.

— Yo creo que sí — le dijo, mostrándole la botella de whisky que había traído con él.

Lena arqueo una ceja y se animó ante la propuesta de su hermano.

— ¿Cómo esta Kara? — pregunto Lex mirando también la ciudad minutos después.

— Harta, supongo. Lilian se ha extralimitado.

— Nuestra madre no se ha extralimitado, Lena. Simplemente sabe muy bien donde golpear para hacerte enfurecer.

— Si su problema es conmigo, entonces ¿por qué se ha ensañado con Kara?

— Oh vamos, Lena. Sabes perfecto porque lo hace.

Hubo silencio entre ellos, hasta que Lex pregunto.

— ¿Me contaras la historia o...?

— ¿Historia?

— La historia con Kara.

Lena tomo un largo trago de su copa en respuesta.

— Esta bien. Pero, espero que puedas guardar el mismo silencio el día de mañana que tengas que ir a recoger a Sam al aeropuerto.

— ¡¿Qué?!

— Oh, ¿no te lo dije? — Lex fingió confusión — Le mande un mensaje hace un par de días. Estaba un poco sorprendida por la noticia, y se preguntaba, por qué no la habías llamado personalmente para contárselo.

°°°

Lena manejaba por las calles de la ciudad hacia su bar favorito, mientras escuchaba las quejas de su amiga.

— ¡Me fui solo un mes, Lena! ¡Un mes! ¡Y mira el desastre que han hecho!

— ¿Podríamos esperar por lo menos a tener un poco de alcohol en la sangre para que comiences a gritarme? — pidió Lena sin apartar la vista de la carretera, pero en un tono divertido, aunque sin ánimo.

— ¿Entonces me contaras la verdad? — pregunto Sam.

— ¿Por qué no lo haría? — Lena la miró un par de veces.

Sam era su única amiga verdadera, de toda la vida. Se conocieron en el jardín de niños y desde entonces se volvieron inseparables. Fueron a la misma primaria, secundaria, preparatoria y universidad. Así que no tenía intenciones de no decirle la verdad.

Casate conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora