Kara

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Lena manejaba en silencio, mientras Kara la acompañaba en el asiento del copiloto, cinco minutos despues de haber abandonado el casino.

Ninguna, habían dicho una sola palabra desde que subieron al auto y no parecia que tuvieran intención de cambiar eso.

Se habían despedido de Sam y Lois al salir del casino. Sam llevaría a Lois, y ella iría con Kara.

Lena, cada cuanto, lanzaba una rápida mirada a su costado con el mayor disimulo posible. Pero Kara iba con los ojos cerrados y la ventana abierta para que el viento refrescante de la noche, le golpeara en la cara y jugará con su cabello largo y suelto.

Parecía que estaba dormida, pero Lena sabía que no era así. Simplemente no quería hablar. Simplemente no deseaba que le hiciera preguntas.

Así que Lena apretó el volante y fijo su mirada al frente para darle de alguna manera espacio.

°°°

Había puesto el pie sobre el primer escalón de la entrada a mi casa, cuando Lena, que me seguía con la mirada ansiosa, por fin preguntó.

- ¿Estas bien?

Me detuve y me giré para mirarla de frente. Estaba sorprendida por el autocontrol que había demostrado durante todo el camino. Se había exigido no bombardearme con preguntas, y me había permitido meditar en silencio desde el asiento del copiloto.

Pero yo sabía que tarde o temprano tendríamos que enfrentar esta plática.

Me miré el puño de la mano, flexionando los dedos un par de veces. El dolor se había intensificado un poco, pero no era nada grabe. Sin embargo, la satisfacción que había sentido al golpear aquel rostro, compensaba por mucho cualquier moretón o dolor que fuera a aparecer.

Levanté la mirada para toparme de nuevo con los ojos verdes que me miraban con intensidad y con un ligero destello de pena.

- Estoy bien - fue todo lo que dije.

- ¿Estás segura? - insistió ella, dando un paso al frente para acercarse más a mí.

- Sí - le dije con una sonrisa - Mucho mejor que Andrea. Estoy segura que le saldrá un feo moretón mañana.

- Andrea no me importa.

Se produjo de nuevo un silencio luego de aquella inesperada declaración. No sabía que decir, o si era que Lena esperaba que dijera algo. Tuve que hacer un esfuerzo enorme para no caminar el par de pasos que nos separaba y tocar su mejilla. Y como no encontré una cosa mejor que hacer, decidí que era momento de despedirme y entrar a la casa.

- Buena... - no termine de hablar. Es más, creo que ni siquiera pude decir media palabra, pues la mano delicada y delgada de Lena, había tomado mi mano lastimada.

Paso con cuidado el pulgar sobre los nudillos. Como si mi piel fuera tan frágil como una burbuja de jabón.

- Gracias - dijo de pronto - Por lo de hoy.

No estaba segura de por qué me estaba agradeciendo, así que guarde silencio y no aparte la mano.

- Pensé... - continúo, levantando el rostro para mirarme a los ojos aun sin soltar nuestro agarre - Que tendrías problemas en la reunión que organizó mi madre.

Decepción.

Eso fue lo que sentía al comprender que me estaba agradeciendo por la reunión y por no ponerla en vergüenza. Aunque era lago tonto.

- Es parte de mi papel - solté palabras frías e inexpresivas, mucho más de lo que yo pretendía.

Lena pareció sorprenderse, y me soltó la mano alejándose un paso más. No dijo nada. Simplemente esperó de nuevo a que fuera yo quien hablara.

Casate conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora