Fingiendo

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Kara no tuvo otra opción más que hacer lo que Lena le había ordenado.

Había sido su asistente desde hacía cinco años y sabía que cuando se le metía una idea en la cabeza, difícilmente podías hacerla cambiar de opinión. Pero, también había sido su amiga durante bastante tiempo; o al menos eso era lo que quería creer, y esperaba que eso fuera suficiente para ganar un poco de comprensión.

Lamentablemente eso no tuvo ningún peso y al final termino cediendo a los deseos de su jefa sin oponer demasiada resistencia.

Lena era heredera de una gran fortuna junto con su hermano Lex; y Kara trabajaba para ella porque era una gran oportunidad y la paga era extremadamente buena. Pero, su contrato no incluía que debía de seguirle la corriente a su impulsiva jefa.

Finalmente se vio obligada a cancelar todas sus citas del fin de semana para seguir a Lena hasta Verona.

Cuando llegaron al hotel y estuvo a solas en su habitación, decidió que iba a aprovechar la generosidad excesiva de su jefa, y sin remordimiento alguno, disfrutaría de las vacaciones gratis al máximo.

Tenía que admitir que Lena sabía cómo conocer la ciudad. La sorprendió gratamente cuando fueron a los lugares más representativos de la ciudad. Incluso aquellos en los que no llegabas por casualidad, sino que, las personas que terminaban allí, lo hacían porque conocían la existencia de eso sitios ocultos. Lena había hecho su tarea, y de la mano, la guio por aquella experiencia contándole detalles e historias que alimentaban el goce de aquel viaje.

— ¿Estás lista? — preguntó Lena entrando a la habitación de Kara sin llamar a la puerta, encontrando a la rubia parada en el balcón disfrutando del atardecer.

— ¿Lista para qué? — Kara regresó la pregunta sin apartar la mirada del cielo.

— Pues para ir a cenar — la rubia se giró para mirarla extrañada levantando ambas cejas — Tenemos una reservación, ¿recuerdas?

— Pero creí que...

— No pudiste cancelar. Así que hay que ir— Lena se acercó para entregarle una bolsa de regalo —Toma, te compre algo. Espero que te guste. Estoy 99% segura que es tu talla.

— ¿Qué es? — cuestionó Kara recibiendo el obsequio, abriendo solo un poco la bolsa.

— Supuse que no tendrías nada para usar esta noche. No es que no adore tu estilo. Pero, es un lugar muy lujoso y tienes que ir muy elegante— Lena sonrió esperando que Kara no tomara su comentario como un insulto — En fin. Tienes media hora. Te veo abajo — le guiño el ojo y sin más, se fue.

A Kara realmente no le importó lo que dijo Lena. Ya se había acostumbrado a su falta de tacto, y de hecho, ahora lo encontraba muy tierno y divertido. Su amiga, era algo atolondrada a pesar de que era una mujer de 34 años, vicepresidenta de una gran empresa y heredera de una de las fortunas más grandes del mundo.

Aunque le costó mucho trabajo no sentirse avergonzada al ver el vestido que Lena había elegido para ella.

°°°

— ¡Wow!— exclamó Kara cuando la limusina se estacionó afuera del restaurant donde cenarían.

— ¿Impresionante verdad? — preguntó Lena complacida, con una sonrisa en los labios y ver la emoción en los ojos de la rubia.

— Es realmente hermoso— Kara no apartó la mirada hasta que escuchó suspirar a Lena — ¿Qué sucede? — se giró para preguntar.

— Esta iba a ser la noche más especial de nuestras vidas.

Kara supo de inmediato que se estaba hablando sobre Andrea, pues durante el último par de días, había "usurpado" su lugar.

— Yo... — Lena se encogió un poco en su lugar — En verdad no entiendo qué fue lo que paso. Y ahora...

Casate conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora