Capítulo 24

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Principio del fin

Empujé las puertas sin saber con exactitud qué esperar, pero ciertamente no era lo que encontré: Siwon estaba despierto, sentado en el trono. Vestía pantalones negros de satén y su bata estaba abierta, por lo que era posible ver su torso desnudo; imaginé que se acababa de despertar.
Estaba sentado de forma informal, un tanto inclinado hacia un lado; una de sus piernas colgaba sobre un brazo del trono. Llevaba pesados anillos de plata en los dedos, y con una mano sostenía una copa de vino de la que bebía parsimoniosamente.

Miré alrededor para buscar las espadas de las que me había hablado Hyunjin, las que estaban forjadas con platino y que podían atravesar cualquier cosa. Teníamos espadas en Förening, pero Hyunjin no creyó que ninguna de ellas fuera lo suficientemente poderosa para atacar a Siwon. Su piel y sus huesos eran aún más fuertes que los del Trylle o el Vittra común; tendría que usar sus propias armas para atacarlo.

—Hijo mío. —Siwon sonrió de esa forma con que siempre lograba hacer que se me erizara la piel—.Has vuelto a casa.

—Esta no es mi casa —dije; traté de que mi voz sonara lo más fuerte y confiada posible.

Divisé las espadas: los diamantes de las empuñaduras brillaban desde la pared en que estaban montadas, y eso me brindó un poco más de seguridad. Siwon ignoró mi comentario.

—Me parece que has traído a algunos invitados. —El rey giró su copa y observó cómo se movía el vino en ella—. Se supone que tienes que esperar hasta que tus padres salgan de la ciudad para organizar una fiesta.

Sus intentos por hacerse el gracioso me irritaron aún más.

—Esto no es una fiesta. Ya sabes por qué estoy aquí.

—Sé por qué crees que has venido —aclaró. Se levantó y vació la copa de un solo trago; al terminar la estrelló contra la pared—. Pero si yo fuera tú, reconsideraría muy seriamente las cosas.

—¿Reconsiderar el qué? —pregunté.

—Tu plan. —Siwon caminó hacia mí con esa furtiva manera de andar que tenía—. Aún no se ha cumplido el plazo marcado en nuestro acuerdo; todavía queda algo de tiempo para que os salvéis tú y tus amigos. Pero no mucho.

»No soy un hombre paciente —continuó diciendo mientras caminaba alrededor de mí, formando un gran círculo—. Si no fueras mi hijo ya estarías muerto. Te he dado más que a cualquiera y es hora de que me muestres algo de gratitud.

—¿Gratitud? —cuestioné—. ¿Por qué? ¿Por secuestrarme? ¿Por matar a mi gente? ¿Por atacar mi reino?

—Por dejarte vivir —dijo; oí su voz grave detrás de mí, justo en mi oído, y no supe cómo había podido llegar tan cerca con tanta rapidez.

—Podría decir lo mismo respecto a ti —exclamé, sorprendido por la calma en mi voz—. Te he dejado vivir hasta ahora y te permitiré seguir haciéndolo, siempre y cuando renuncies a continuar con esto. Déjanos ir; déjanos en paz. Para siempre.

—¿Y por qué habría de hacerlo? —preguntó riéndose.

—Si no lo haces, no me dejarás opción —dije mientras él se paseaba frente a mí, observándome—. Te mataré.

—¿Ya has olvidado nuestro trato? —preguntó Siwon con una tétrica mueca, mirándome de modo lúgubre—. ¿Ya has olvidado que estuviste de acuerdo en cederme tu reino?

—No, no lo he olvidado.

—Entonces ¿sólo has decidido retractarte? —preguntó con una amplia sonrisa—. ¿A pesar de que sabías lo que te costaría?

3.Renacimiento - Hyunlix/ChanlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora