Capítulo 23

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Tiempo

Casi no hablamos en el largo trayecto a Ondarike; viajé con Minho, Hyunjin, Jeongin y Seungmin, y podía palparse el miedo en el ambiente. No estaba seguro de estar haciendo lo correcto. Cuando hablé con ellos me mostré muy confiado, pero sólo porque mi plan era lo mejor que teníamos hasta el momento.

Antes de partir revisé el plan de ataque con los líderes de cada equipo. Hyunjin creía que lo más conveniente era dividir nuestro ejército en varios grupos que pudieran penetrar en el palacio Vittra por distintos accesos.

Aproximadamente doscientos rastreadores se unieron al ejército, así como la mayor parte de los Trylle de Oslinna. Eunbin trató de integrarse, pero Christopher la convenció de que se quedara a cuidar de su bebé, lo cual le agradecí bastante porque no quería que Nayeon terminara siendo huérfana.

Dos o tres docenas de markis y marksinnas también participaron, incluida Laris. Me prometí a mí mismo que sería más amable con ella cuando regresáramos a Förening, si es que volvíamos.

Hubo incluso algunos voluntarios mänks: a Wooyoung y a San los mandé fuera por la mañana y traté de hacer lo mismo con Changbin, pero se negó a abandonar Förening. Estaba dispuesto a luchar con nosotros pero lo convencí de que sólo nos distraería a Seungmin y a mí, y finalmente accedió a quedarse en el palacio.

Seungmin dirigiría un equipo de veinte rastreadores y dos markis: entrarían por una puerta lateral en la cocina porque Hyunjin imaginaba que allí habría duendes comiendo sus bocadillos de medianoche. Seungmin podía hacer volar cacerolas y sartenes, y el markis Han, al controlar el agua, inundaría el lugar.

Christopher y Jinyoung tendrían a su cargo dos equipos diferentes, pero ambos se centrarían en las mismas labores. Entrarían por el calabozo; Hyunjin había logrado escapar del castillo a través de una sección del sótano conectada al calabozo, y el sótano a su vez se extendía por debajo de todo el palacio como un enorme laberinto: Christopher, Jinyoung y sus equipos aprovecharían los largos túneles para escabullirse y asi desviar a muchos duendes.

Minho se ofreció como voluntario para la misión más difícil y Han hizo todo lo posible por ir con él, pero Minho insistió en que era mejor que acompañara a Seungmin. Minho entraría por las puertas principales con un grupo de cincuenta rastreadores cuyo objetivo era armar bullicio y hacerles saber a los duendes que estaban ahí; de esa manera, mientras estaban ocupados tratando de contener a Minho y a su equipo, los otros podrían entrar por la retaguardia.

A su vez, Jeongin quería estar en el equipo de Minho, pero lo reasigné al de Seungmin porque hasta es momento tenía la impresión de que era el que menos riesgos correría aunque, claro, ninguna incursión era segura del todo.

La labor de Hyunjin consistía en ayudarme a entrar en el palacio y conducirme hasta Siwon; luego iría a ayudar a Minho en la pelea. No le encantaba la idea, pero sabía que yo era quien tenía que matar al rey, y debía hacerlo solo.

Sin importar el tamaño de cualquier provocación, en la larga historia de los Trylle no había nada que indicara que alguna vez hubiéramos atacado nosotros. Siwon seguramente no esperaría una ofensiva, y eso tal vez nos daría la ventaja suficiente para detenerlo.

Hyunjin era quien mejor conocía el palacio, por lo que manejó la camioneta y guio al resto de los Trylle; una caravana de Cadillacs lo siguió a Ondarike. Cuando nos acercamos al palacio, apagó las luces del vehículo y todos los demás autos hicieron lo mismo. Estacionamos al pie de la colina para ocultarnos detrás del bosque muerto; era lo más cerca del palacio que Hyunjin estimaba seguro para aproximarnos.

—¿Estás seguro de que quieres hacer esto? —me preguntó en voz baja cuando salimos del coche.

—Sí —contesté—. ¿Y tú?

—No tanto como me gustaría —confesó.

—Sólo llévame hasta Siwon.

Miré atrás y vi a todos los otros Trylle bajar de los vehículos; Christopher ya estaba guiando a algunos de ellos a la colina, explicándoles cómo entrar. Hyunjin estudió mapas muy detallados con los líderes de cada equipo antes de partir, pero no nos dio tiempo de explicarlo a todos los Trylle.

—¿Todo el mundo sabe ya qué hacer? —les pregunté a Seungmin, a Minho y a Jeongin.

—Ajá, estaremos bien. —Seungmin se estiró y apretó mi brazo—. Sólo cuídate.

—Estamos listos —dijo Jeongin con una sonrisa nerviosa.

—No trates de hacerte el héroe —le advertí de modo estricto—. Protégete por encima de todo.

—Cuídalo —le dijo Minho a Hyunjin.

—Haré todo lo que esté a mi alcance —dijo Hyunjin.

Casi todo el mundo había comenzado a subir por la colina. Hyunjin y yo nos dirigiríamos a un acceso situado en uno de los extremos del palacio, alejado de todo lo demás; tomaríamos una ruta distinta y entraríamos a hurtadillas. El plan era rodear a los duendes y llegar directamente hasta el rey.

Caminamos entre los árboles, patinando de vez en cuando en la nieve y quebrando las ramas que pisábamos. En cuanto llegamos al palacio, Hyunjin me condujo hasta una puertecita de madera casi completamente oculta por la hiedra; las enredaderas eran de color marrón y parecían marchitas, sin embargo, estaban provistas de afiladas espinas. Hyunjin se arañó la mano cuando trató de retirarlas de la entrada.

Abrió la puerta, entró con cautela y lo seguí. Llegamos a un angosto y oscuro pasillo; los suelos estaban cubiertos de alfombras rojas de terciopelo que amortiguaron nuestras pisadas. Mientras caminábamos por los pasillos del fondo del palacio, oí gritos y estrépito a lo lejos: la lucha había comenzado.

De repente, algo golpeó el muro del lado derecho, sobresaltándome: el impacto dejó una enorme grieta en la madera.

—¿Qué hay al otro lado? —pregunté señalando la grieta.

—El vestíbulo. —Hyunjin me tomó de la mano y me miró—: Si de veras quieres hacer esto, tenemos que darnos prisa y llegar antes de que Siwon se entere de la refriega.

Asentí y comenzamos a caminar más de prisa; los pasillos de la parte trasera serpenteaban mucho, pero al final nos llevaron hasta una escalera bastante estrecha: casi tuve que subir de lado, y además los escalones eran tan delgados que sólo podía apoyarme en las puntas de los pies.

En la parte superior había una puerta, y cuando Hyunjin la abrió, supe con exactitud dónde estábamos: justo frente a nosotros se encontraba la entrada a la cámara de Siwon. En las puertas decoradas de roble había tallada una escena fantástica de parras, hadas y trols; el pasillo estaba vacío pero el ruido del enfrentamiento se oía a lo lejos.

De pronto oí un grito que se parecía mucho a la voz de Minho: el palacio entero vibró.

—Ve —le dije a Hyunjin.

—No quiero que te enfrentes solo al rey.

—Puedo hacerlo. —Coloqué la mano en su pecho y lo miré a los ojos—. Abajo te necesitan, yo puedo luchar solo contra Siwon.

—No, Felix. —Negó con la cabeza.

—Por favor, Hyunjin, tienes que ayudarlos; eres fuerte y te necesitan —dije, pero sabía que eso no lo convencería—. Te enviaré volando hasta abajo aunque eso disminuya mis poderes; no quiero, pero de ser necesario lo haré.

Hyunjin me buscó con la mirada. Sabía que no quería dejarme pero no podía permitir que me acompañara. Quería que estuviera a salvo, o al menos a un poco menos de riesgo de lo que lo estaría cerca de Siwon, y lo más importante: mis amigos lo necesitaban para luchar contra los duendes.

—Puedo hacerlo —le repetí—. Nací para ello.

No quería, pero al final cedió; me besó rápida y furiosamente en la boca.

—Iré a ayudarlos y luego volveré a por ti —dijo.

—Lo sé. Ahora vete.

Asintió y se fue a toda velocidad por el pasillo. Respiré hondo y me volví hacia las puertas; caminé hasta ellas, preparado para matar a mi padre.

3.Renacimiento - Hyunlix/ChanlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora