La música ya cesó. Algunos se están yendo y otros dormirán en autos, o en la playa, o en el suelo de la sala de estar. Son las 5:15 am, muero de sueño y tengo un extraño cansancio, como si hubiera caminado por horas. No he vuelto a ver a Bruno y, una parte de mi está tranquila por eso, pero la parte más grande tiene miedo, miedo a que, esté con esa chica. Decido no pensar más en eso. Nate se fue en su auto porque tenía cosas que hacer en su casa con sus padres, estoy feliz por su regalo, es algo que le pienso dar mucho uso. Hay vasos rojos por todas lados, la madera del suelo está pegajosa y todo es un caos. Subo las escaleras a la habitación, solo quiero tomar un baño y dormir por horas, después de todo estaremos aquí hasta mañana. Cuando abro la puerta me quedo parada viendo una de las escenas más tiernas que he visto. Bruno y Gnomo duermen juntos en mi cama. Él cubre su cara con su mano mientras su estómago sube y baja de forma pausada y constante; Gnomo está recostada a su costado, también con la panza hacia arriba y sus patitas abiertas en su totalidad.
Camino sigilosa y agarro mi móvil para hacer una foto de esto, lo hago pero el flash me delata y la luz molesta al chico. Se mueve incómodo pero no se despierta. Sonrío y mis ojos están en sus labios, los mismo que besé no una, sino dos veces y se sintió mágico. Niego con la cabeza para alejar las imágenes y me encamino al baño para bañarme.Cuando salgo él sigue dormido pero Gnomo está despierta, sentada a su lado moviendo su colita.
— ¡Buenos días cosa hermosa de mamá! — le digo mientras la cargo y la beso. — ¿Dormiste bien? — ella lame mi mejilla.
Bruno se voltea bocabajo y sigue durmiendo. Entro suavemente para la cama para no despertarlo y coloco a Gnomo a mi lado, pero, el brazo de Bruno se envuelve en mi cintura de repente y su respiración ahora está en mi cuello. No volteo a verlo, y estoy tan cansada que en cuestión de segundos, me quedo dormida con sus brazos a mi alrededor y Gnomo a mi lado.
Escucho ruido, voces lejanas y una intensa luz me molesta. Poco a poco abro los ojos y el sol está con todo su esplendor entrando por la puerta de corredera de cristal del balcón de la habitación, maldigo internamente por no haber pasado la cortina. Estoy sola en la cama, bostezo y me levanto cuando unas enormes ganas de hacer pis me invaden. Entro al cuarto de baño pero me detengo en seco cuando veo el reflejo del cuerpo desnudo de Bruno en la puerta de silicona de la ducha. Mi pecho se pone loco, y no puedo apartar mis ojos, quiero hacerlo pero, prefiero seguir estudiando cada movimiento que hace su silueta borrosa. Hay mucho vapor en el aire y no sé si es por el calor del agua de la ducha o qué sea pero, yo siento mucho calor de repente. El agua se detiene y yo intento salir cuando noto que terminó pero soy torpe y tropiezo con la puerta, él abre la puerta de la ducha pero yo sigo de espaldas, no volteo a ver.
— ¿Agatha? ¿Me estabas espiando? — puedo imaginar si cara chulesca.
— Obvio no. — en el proceso tartamudeo un poco. Él se ríe.
— Cuando creo que no me puedes sorprender más, me demuestras que sí. — se burla.
— Ya cállate Bruno. — que embarazosa situación.
— Puedes voltear, no estoy desnudo.
Lo hago de a poco y es cierto, tiene una toalla negra envuelta en su cintura pero, su cuerpo sigue mojado y, las gotas de agua bajan desde su cabello, hasta su cuello, pasan por su pecho, abdomen perfectamente tonificado y se van perdiendo en la uve que termina dentro de la toalla.
— ¿Te gusta lo que ves? — vuelve a burlarse.
— No veo nada interesante aquí. — mi garganta está seca, así que mi voz sale estrangulada.
— Dime ahora.
Agarra la toalla con sus manos y cuando está a punto de abrirla yo grito y cubro mis ojos. Se carcajea.
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Inefable: Fuera de este mundo
RomanceAmor Amistad Muerte Tres versiones, solo una es verdadera. ¿Cuál será? Es evidente ante tus ojos según tu forma de ver la vida, pero la respuesta es bastante obvia, o al menos así siempre lo supo Agatha. Diviértete pero también llora... Esas serían...