capítulo 40

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Pov Bruno.

Despierto al lado de Agatha y sonrío, está dormida en mi pecho y su pierna sobre las mías, casi trepada sobre mi. Sentir su cuerpo desnudo contra el mío se siente íntimo y me gusta. Acaricio su cabello y beso su sien, se mueve pero no se despierta. La observo por un tiempo, en mi mente solo puedo pensar en que quiero todos los días despertar así, a su lado, sentir su aroma y el tacto de su piel. No niego que temo ante el hecho de que nada de lo que deseamos salga bien, estos días serán decisivos para saber que va a suceder con la salud de Agatha. No merece morir, no quiero perderla y mucho menos que ella tenga que prescindir de la oportunidad de vivir.

Agarro mi teléfono, son las 9:05 am, paso mis dedos por mis ojos para apartar el sueño y bostezo. Ella se vuelve a mover y cuando la miro poco a poco está abriendo sus ojos y revoloteando sus pestañas. Sonríe cuando me ve viéndola y paso mi dedo por su nariz, la arruga y esconde su rostro en mi pecho.

- Buenos días gnomito. - le digo. Besa mi mejilla.

- Buenos días tío Bruno. - se carcajea de lo que parece haber sido un chiste.

- ¿Tío Bruno? - pregunto extrañado.

- ¡SSSHHH! - Me hace callar. - No se habla de Bruno.

- ¿Qué dices?

- No se habla de Bruno no, noooo! - canta a la vez que se sienta y se ríe después.

- Amaneciste loca hoy.

- Loca de amor.

Se lanza a por mis labios y me roba un beso. En el proceso las mantas bajan y sus pechos quedan descubiertos chocando en el mío, gruño porque ella jadea al lastimar sus sensibles pezones con mi piel.

- ¿Qué haremos hoy? - pregunta contra mis labios.

- Follar. - le digo y se carcajea echando la cabeza hacia atrás.

Se ve tan hermosa que no puedo evitar verla y sonreír. Muerdo mi labio inferior reteniendo las ganas de lanzarme sobre ella y tomarla una vez más por completo, aunque mi erección mañanera me lo pide a gritos.

- Deberíamos hacer algo juntos. - sugiere.

- ¿Como qué?

- Una cita. - se ve tierna mientras sus mejillas se ponen rojas.

- ¿Me estás invitando a una cita? - me lanza una almohada.

- Tú me vas a invitar a mi.

- ¿Y si no quiero? - debido vacilarla un poco.

- ¿No quieres una cita conmigo?

Sus ojos se ponen opacos y siento que su semblante se ensombrece. Voy sobre ella y la beso y abrazo haciéndola caer sobre su espalda. Se ríe contra mis labios, beso su cuello, mejillas, sus pechos y de nuevo sus labios.

- Quiero tener una cita contigo todos los días de mi vida. - me mira seria pero se ve feliz, eso acelera mi corazón.

- Ojalá pueda cumplirse ese deseo.

- No podrás deshacerte de mi tan fácil Agatha, así que obvio se cumplirá ere deseo.

Sus labios se colocan suaves sobre los míos y sus pequeñas y frías manos están sobre mis mejillas. En un lento beso siento que intenta transmitir tantas cosas que a veces lo intensifica intentando asegurarse que lo está logrando.
Se pone a horcajadas sobre mi y saca del todo la manta de su cuerpo, toma mi mano y me hace tocarla, abro los ojos de golpe y ella sigue besándome de un modo tierno. Les juro que nunca una imagen me había dado tanta lujuria, y de un rápido movimiento la pongo bajo mi cuerpo. La sigo acariciando en su zona íntima y sus delicados quejidos aumentan la presión de mi entrepierna. Sin avisar ella toma mi polla y mis ojos se disparan, juega con ella y me provoca acariciandola.
Abro más sus piernas y bajo entre besos hacia sus pechos, lamo cada una de las pecas que tiene en ellos y cuando la voy a volver a besar, entro en ella y gime tan alto que me trago el sonido con mi boca.

Inefable: Fuera de este mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora